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SIDA

Las personas con VIH envejecen 10 años antes

Sufren un incremento del número de comorbilidades no relacionadas directamente con esta patología crónica

Más del 50% de personas con VIH que acuden a consulta tiene más de 50 años Christian Bridgwater

En los últimos años el tratamiento antirretroviral ha mejorado de forma evidente hasta el punto de que hoy ya no se habla de personas con sida, sino VIH positivas porque no han manifestado la enfermedad. Esto se debe a que en la actualidad «disponemos de fármacos muy seguros y eficaces, gracias a los cuales la supervivencia de las personas que viven con VIH se acerca cada vez más a la de las que no son portadoras del virus», explica la Dra. Mª José Galindo, presidenta de Seisida y coordinadora de la conferencia «Enfermedades concomitantes en el VIH», que forma parte del ciclo «VIH ES 2.0: Ir más allá de la indetectabilidad», un programa de formación on-line impulsado por Seisida y Gilead que pretende dar respuesta a los retos que todavía persisten en el manejo de la infección por VIH.

El incremento en la supervivencia ha hecho que la edad de las personas con VIH sea cada vez mayor. Así, como destaca la Dra. Galindo, en estos momentos más de la mitad de las personas que acuden a las consultas es mayor de 50 años.

Pero este «aumento de la supervivencia viene acompañado de un incremento del número de comorbilidades no relacionadas directamente con el VIH. De hecho, se habla de un envejecimiento acelerado. Las personas con VIH tienen un perfil de comorbilidades similar al de las personas sin VIH diez años mayores», afirma la experta.

Entre las comorbilidades más comunes, «están los problemas cardiovasculares, la osteoporosis, el deterioro neurocognitivo y la afectación renal y hepática», precisa la Dra. Eugenia Negredo, del Hospital Germas Trias i Pujol de Badalona.

«Para hacer un manejo adecuado –prosigue Negredo–, hay que iniciar el tratamiento antirretroviral lo antes posible y mantenerlo sin interrupciones. Es indispensable para reducir la inflamación sistémica que interviene en el desarrollo de algunas comorbilidades».

Pero, además, «debemos tratar de forma correcta los factores de riesgo cardiovascular y aconsejar una dieta saludable y la práctica regular de ejercicio. Por último, el uso de antirretrovirales menos tóxicos también ayuda a disminuir la prevalencia de algunas de las comorbilidades», añade la especialista.

Además de las comorbilidades, «las personas con el VIH padecen otros problemas y trastornos de la salud que deterioran su bienestar y calidad de vida», apunta Juanse Hernández, del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH). Y, por ello, es importante «incorporar el enfoque holístico en la atención clínica del VIH, que implicará prestar atención a aspectos relevantes de las áreas física, mental y social de la salud de los pacientes», hace hincapié el experto.

Objetivo: 90-90-90

Todo esto es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana y conseguir el triple objetivo de 90-90-90 marcado por Onusida para el pasado año: que el 90% de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico respecto al VIH; que el 90% de los ciudadanos diagnosticados con el VIH reciban terapia antirretroviral continuada y que el 90% de los individuos que reciben terapia antirretroviral tengan supresión viral. Un ambicioso objetivo de tratamiento para contribuir al fin de la epidemia de sida. A nivel mundial, 26 millones de personas tenían acceso a la terapia antirretroviral (al cierre de junio 2020); 38,0 millones vivían a finales de 2019 con el VIH; 1,7 millones de personas contrajeron la infección por el VIH (a cierre de 2019), y alrededor de 7,1 millones de personas, no sabían que estaban viviendo con el VIH, según datos publicados por Onusida.