Alimentación
¿Podemos vivir sin tomar sal?
Los españoles consumimos casi 10gr. de sal al día
La prevalencia mundial de la hipertensión en adultos se ha duplicado en los últimos 30 años, llegando hasta los 1.280 millones de personas, según un informe de la Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud. En España, la hipertensión ligada al síndrome metabólico está por encima del 35% en adultos, unas cifras alarmantes según aseguran los médicos.
Técnicamente se habla de hipertensión cuando la tensión arterial sistólica es mayor o igual a 140 mmHg y/o la tensión arterial diastólica mayor o igual a 90 mmHg. Estas cifras se basan en la evidencia de que el tratamiento para bajar la tensión por debajo de estos niveles es beneficioso.
Esta "enfermedad silenciosa" aumenta considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, cerebrales y renales y se ha convertido en una de las principales causas de muerte y enfermedad en todo el mundo.
Pese a sus posibles efectos adversos, la sal es imprescindible para nuestro organismo, siempre que se tome con moderación.
Cuánta sal hay que consumir al día
Según la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) los españoles consumimos casi 10gr. de sal al día, cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda 5gr. diarios, cifra que para la Fundación del Corazón, debería estar en 1.25gr/día.
La sal es un compuesto químico que forma cristales, generalmente solubles en agua. Habitualmente se la llamada sal de mesa (cloruro sódico), si bien en los últimos años ha aumentado en España el uso de sales no refinadas (sales marinas): “Estas sales contienen minerales que son beneficiosos para nuestro organismo, a diferencia de la sal común y refinada a la que se despoja de estos minerales y se le añaden otros ingredientes. Nuestro cuerpo necesita de estos minerales, forman parte de los micronutrientes esenciales para un buen estado de salud, no sólo el sodio en este caso, también otros como el potasio o el magnesio”, asegura Gonzalo Ruíz Utrilla, biohacker experto en temas de longevidad.
Por otra parte, eliminar la sal no quitará la hipertensión, ya que es un problema multifactorial, pero sí ayuda reducir su consumo: “No necesitamos un desequilibrio entre sodio y potasio. Las sales minerales son necesarias, pero las que incluyen aquellos alimentos que podemos llamar reales, no ultraprocesados. Debemos priorizar las frutas, verduras, legumbres… una alimentación de alta densidad nutricional unida a más actividad física, descanso y sueño de calidad. Por tanto, debemos buscar ese equilibrio entre minerales, es peor la falta de uno concreto que su exceso”, asegura el experto.
Estos son los sustitutos de la sal
Aunque bastaría en algunos casos con reducir la ingesta de sal, si queremos o nos recomiendan dejar la sal por completo, hay muchos otros ingredientes que juegan un papel de sustitución perfecto, como es el caso de las especias y hierbas aromáticas. Así, condimentos como la pimienta, el curry, el comino o el orégano, entre muchos que podemos encontrar en las cocinas, junto con el zumo de limón sobre todo en ensaladas o la cebolla y el ajo en polvo son perfectos para realzar el sabor de carnes o pescados.
En cuánto a la moda de consumir sal rosa del Himalaya como sustituta de la sal común de mesa, no existe la suficiente evidencia científica que la avale, además se podría caer en un mayor consumo de este tipo de sal (prácticamente como cualquier otra) al pensar que no es tan dañina.