
Entrevista
José Manuel Ribera: "Tenemos conductas edadistas a diario, muchas sin conciencia de ello"
Es académico de Geriatría y Gerontología de la RANME y catedrático emérito de Geriatría de la Universidad Complutense de Madrid, pero lo de parar no va con él: acaba de presentar el libro «A su edad, ¿qué querrá?», un alegato contra el edadismo donde recoge circunstancias que afectan a las personas mayores

Como experto en salud de los mayores, ¿se aplica sus conocimientos o en casa del herrero cuchillo de palo?
Intento hacerlo, sobre todo, en lo referido al campo de la actividad física y a vivir activo en el contexto social en el que me muevo.
¿Hay alguna recomendación que diera en su día que la experiencia le haya demostrado que sea errónea o inapropiada?
Las recomendaciones clásicas no son erróneas ni inapropiadas. En todo caso cada persona es un mundo, por lo que a la hora de hacerlas es importante individualizar para intentar adaptarlas lo más posible a las circunstancias de cada uno. Quizás lo más complicado sea aquello que implica un esfuerzo por intentar cambiar unos hábitos de vida negativos que pueden haberse instalado y mantenido desde muchísimo tiempo atrás.
¿Y añadiría alguna que la experiencia le haya hecho conocer o que no tuviera en cuenta antes, o no con la importancia que, quizás, ahora cree que merece?
Insistiría en lo que cabría llamar «recomendaciones sociales». Necesidad de asociarse. No resignarse. Protestar ante cualquier forma percibida de discriminación o, simplemente, ante cualquier intento de marginación, individual o colectivo, en base a la edad.
¿Es la Sanidad edadista?
La Sanidad en cuanto tal es un ente neutro. Las administraciones sanitarias y los profesionales de la salud practicamos conductas edadistas prácticamente a diario y, lo que es peor, muchas veces sin tener conciencia de ello.
"Lo que yo quiero es no ser marginado y poder vivir hasta el último día integrado y participativo"
Dice que la humanización de la sanidad pasa también por facilitar a los mayores trámites administrativos telemáticos. ¿Telemedicina sí o no?
Hablamos de algo que en sí mismo es, evidentemente, positivo. Ahorra tiempo y dinero a administraciones y profesionales. El problema es que una proporción muy elevada de personas mayores están muy poco familiarizadas con la tecnología, aunque se trate de cuestiones relativamente sencillas. Por otra parte, la comunicación directa interpersonal lleva implícita un plus de afectividad (humanización) que, en la práctica, no sólo hace mejor la comprensión de los mensajes, también, la respuesta a los mismos.
Una batalla reciente es la de las sujeciones en residencias y centros de mayores. ¿Qué opina? ¿Qué se puede hacer?
Intentar evitarlas. Hay ya evidencias suficientes en la literatura de procedimientos alternativos menos lesivos moral y físicamente.
Ahora que se vive más, lo que se trata es de añadir vida a los años, que sean de buena calidad. ¿Tiene algún truco personal más allá de lo que todos sabemos de comer sano, hacer ejercicio, no fumar...?
Con un canto en los dientes si se cumple con lo que dice en su pregunta. Añadiría cuestiones que tienen que ver con la integración social: evitar la soledad, facilitar la comunicación interpersonal, integrarse en grupos y en general buscar un mayor grado de participación en la sociedad.
A pesar de ser la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, la demencia con cuerpos de Lewy es casi una desconocida hasta por los propios médicos. ¿Alguna hipótesis de por qué?
Se trata de una forma de demencia conocida hace muchísimo tiempo que se consideraba muy minoritaria y que ahora se sabe que no lo es tanto. Su diagnóstico preciso exige una tecnología más compleja que otras formas de deterioro cognitivo, lo que puede explicar, al menos en parte, que esté infradiagnosticada. Por otro lado, como ocurre con la mayoría de las causas de demencia, las alternativas terapéuticas, más allá del manejo de los síntomas, distan mucho de ofrecer respuestas eficaces.
Y usted, a su edad, ¿qué quiere?
Pues supongo que lo mismo que usted a la suya. En el terreno que nos ocupa, no ser marginado y poder vivir hasta el último día integrado y participativo en el mundo que me ha correspondido.
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