Salud

Abrir las ventanas para “ventilar” no elimina la contaminación interior

Un estudio de la Universidad de Toronto ratifica que las sustancias químicas en nuestra casa se adhieren a las superficies y no se van con la corriente creada

a woman opens a window to ventilate the apartment. fresh air in the room
a woman opens a window to ventilate the apartment. fresh air in the roomErwin Wodicka

Todas las mañanas, antes de salir de casa, casi todos abrimos las ventanas “para ventilar”. Queremos que el humo del tabaco, el polvo y cualquier sustancia en suspensión se vaya con la corriente creada en nuestro hogar. Pero nada más lejos de la realidad. Según un nuevo estudio elaborado por Chen Wang de la Universidad de Toronto en Canadá: “Pensamos que cuando diluimos el volumen del aire en la casa [estos] pueden simplemente eliminarse y mezclarse con el aire exterior”.

Pero según esta científica y en base a su estudio con la persistencia de 19 productos químicos concretos y muy comunes dentro de nuestras casas, alguno de ellos no se comportaron como esperaríamos. Para el estudio simularon el espacio de una casa convencional en la Universidad de Texas en Austin y la expusieron a estos 18 productos. Algunos de ellos hubo que provocarlos, como los ácidos carboxílicos, que se liberan cuando cocinamos y que desconocemos cómo afectan al ser humano.

La colección de productos químicos se conocen por su volatilidad, esto es, capacidad para evaporarse en el aire, pero la prueba trataba de establecer si alguno en vez de “ventilarse” se quedaba adherido a al guna superficie del escenario. El equipo comandado por Wang pidió a varios voluntarios que imitasen la actividad usual y diaria en una casa, como cocinar, limpiar, etc... y luego midió los niveles de estos 19 compuestos en el aire. Después se procedió a ventilar la casa abriendo puertas y ventanas, y tras cerrarlas de nuevo (hasta siete veces todo el proceso) comprobaron el nivel de los 19 productos. Para sorpresa de los investigadores, el equipo descubrió que entre la ventilación durante 15 o incluso 30 minutos había poca diferencia: los productos químicos pronto alcanzaron niveles similares en el aire como antes de intentar ventilarlos (algunos tardaron casi una hora, pero al final volvió a los niveles previos).

Evidentemente los niveles de estos 19 productos no son peligrosos, en principio, para la salud y siempre son más altos tras cocinar o limpiar. “Las casas modernas se están volviendo cada vez más herméticas a medida que intentamos conservar energía”, dice Frank Kelly en el King’s College de Londres. Esto puede ser malo para nuestra calidad del aire a menos que las casas estén construidas con sistemas de ventilación mecánica, explicó. Y es que en todas la superficies estudiadas (cortinas, mostradores, suelo...) quedaron restos de componentes como la vainillina (extracto de vainilla en la harina) que es inocuo y otros más peligrosos como el amoníaco o el ácido octanoico presente en la leche y el aceite de palma.