Sociedad

Dos semanas más de confinamiento: ¿Cómo enfrentarlo?, ¿lo admitiremos?

Explicar con claridad las medidas que se toman y su efectividad ayudará a que veamos los buenos resultados y que el esfuerzo merece la pena

En función de los datos que hoy tenemos, se acaba de decretar que se amplían las medidas excepcionales para luchar contra el virus Covid-19, intentando revertir la situación de emergencia y crisis en la que llevamos inmersos un tiempo ya largo y que posiblemente cambie nuestra forma de vivir de manera profunda.

¿Aceptaremos sin problemas las medidas? ¿Cómo hacerlo? Cabe decir que previsiblemente tanto en sociedad como en el plano individual tendremos momentos más fáciles y momentos más difíciles, se producirán momentos de cansancio, momentos de cierta desesperación, de aburrimiento, de enfado por la situación, de dudas y tentaciones de romper la norma, porque la situación no resulta fácil y requiere un esfuerzo de imaginación, organización y estructura mental y social sin precedentes y sin que tengamos ninguna referencia o experiencia previa a la que agarrarnos.

Pasó ya el tiempo de la sorpresa y la incredulidad, pasó también el tiempo de las posibles negaciones de la gravedad de la situación, hoy sabemos mayoritariamente que la situación es grave y que necesita de la colaboración de todos y todas para revertirla desde lo que cada uno puede aportar, la mayoría, siempre que puedan, quedándose en casa.

Pero que se afronte mejor o peor va a depender de varias cosas: en primer lugar que sigamos entendiendo y comprendiendo la necesidad de las medidas, su utilidad, que veamos que son efectivas, que se nos expliquen y que se haga desde el consenso social normativo (incluyendo las sanciones y multas en este apartado, además del rechazo social a los que trasgredan la norma), en segundo lugar será clave que hagamos lo posible por adaptarnos en la práctica a estas situaciones: que nos pongamos y organicemos un horario, que transformemos nuestro trabajo y actividades habituales, siempre que podamos, en virtuales y telemáticas, que combatamos activamente el aislamiento manteniendo la comunicación con nuestro entorno cercano y lejano para prestarnos apoyo, para hablar, para desahogarnos, para compartir, para reírnos; que usemos el humor siempre que no sea irreverente y la creatividad para construir nuevas alternativas, que organicemos horarios de actividades y que veamos la situación como una oportunidad para hacer cosas que antes, por el tiempo, no podíamos hacer, que aprovechemos la situación para parar, pensar y vivir una vida más sosegada, armoniosa y equilibrada, que no nos obsesionemos con el miedo y estemos todo el día conectados a las noticias sobre el virus, que solo creamos y difundamos noticias contrastadas.

Dependerá también de la situación en la que estamos y podamos estar para afrontar la crisis, no es lo mismo estar enfermo que no estarlo, ni haber sufrido pérdidas en el entorno cercano por el virus que no tenerlas, no es lo mismo mantener el trabajo que no tenerlo o tener expectativa de recuperar la actividad previa que no tenerla, ni es lo mismo tener más relaciones de calidad que vivir solo y sin relaciones; tampoco es lo mismo tener que hacerse cargo de personas con cargas que no hacerlo, ni la edad, ni la situación previa, tampoco es lo mismo contar con recursos y poder abastecerse y acceder a recursos como las nuevas tecnologías que no poder hacerlo.

Por eso resulta fundamental cómo se gestione la comunicación y las medidas que se tomen, será clave también cómo lo abordemos individualmente para poner en funcionamiento nuestros recursos y posibilidades. Para empezar se tiene que explicar bien el sentido de las propuestas y su efectividad, ayudará que veamos buenos resultados y que veamos que el esfuerzo va valiendo la pena, que se contagia menos gente, que se cura más gente, que hay una salida y se puede salir; habrá también que hacer un esfuerzo para mantener la visión social de cumplir las normas, de la necesidad de seguir juntos respondiendo y esforzándonos y potenciar las mayoritarias y admirables respuestas de solidaridad que se están dando en estos días; habrá que ayudar con medidas a las cargas añadidas, para no dejar a nadie atrás (abastecimiento, acceso a tecnologías, gestión del trabajo y los recursos) y habrá que enfrentar la situación desde la disciplina, la creatividad y la búsqueda de respuestas alternativas y su construcción y, en última instancia, si lo necesitamos, solicitar ayuda a un profesional, porque los profesionales están también haciendo esfuerzos por adaptar sus servicios a los nuevos tiempos, como lo hacen por ejemplo los psicólogos ofreciendo su ayuda.

De todos depende y en todos va la responsabilidad de actuar desde el civismo y la responsabilidad para enfrentar juntos una situación tan impactante como crítica y desconocida.