Sociedad

El «daño colateral» del Covid-19

Enfermedades cardíacas, renales o traumatológicas se han puesto «a un lado» en los hospitales. Algunos de los propios enfermos tomaron esa decisión ante el miedo al contagio por coronavirus

Aumento de las listas de espera en los hospitales
el covid-19 dispara la lista de esperaJosé Maluenda

Pocas apendicitis, menos infartos y reducción de los códigos ictus. En las urgencia de los hospitales nada es como antes. ¿Desde hace meses hay menos patologías que las que se atendían hace medio año? No. Hay miedo. Temor entre los pacientes a acercarse a las puertas de un hospital. El coronavirus marca sus reglas no escritas. El temor es libre. La Sanidad española, ahora que por fin ha visto reducidos los ingresos por Covid, ahora que las UCI se han despejado, debe afrontar volver a dar servicio a una población que sigue con sus cánceres, sus problemas traumatológicos o sus patologías crónicas. La lista de espera se ha disparado, cientos de miles de personas se agolpan a la espera de pruebas diagnósticas no urgentes mientras el personal sanitario es el que es. Todo ello mientras pasamos de puntillas ante un más que probable nuevo brote de coronavirus en cualquier parte de España. Lo cierto es que se ha triplicado, según algunos expertos, la suspensión de las operaciones quirúrgicas no urgentes y la desprogramación de consultas especializadas. Todo para evitar lo que ha constatado la Sociedad Española de Cardiología, en una encuesta a 71 servicios cardiológicos: se han realizado un 57% menos de angioplastias desde que se decretó el estado de alarma. Esto evidencia la gravedad de que muchos pacientes con infarto de miocardio hayan aguantado y padecido infartos en sus domicilios acudiendo a las urgencias hospitalarias cuando el daño ya ha impactado de forma severa. Pacientes con enfermedades serias, como epilepsias o párkinson, recurren a la atención telefónica u otros sistemas de telemedicina. También ha habido una reducción de más de un 30% de ingresos hospitalarios por infartos cerebrales. Proteger a los pacientes ingresados y al personal sanitario ha sido clave. Sin ellos poco o nada se puede hacer. De ahí que se hubiese optado por el mal menor. Los recursos –humanos y materiales–, pese a lo que nos dicen los políticos, son limitados. Eso es fácil de entender. Otra cosa es que nos queramos engañar.