Opinión

Un año de pandemia

Primer día de confinamiento total en Sevilla
Una joven con un carrito de compras andando en solitario por la calle Sierpes , el día en el que entra en vigor el confinamiento totalEduardo BrionesEuropa Press

Un año después de aquel día en que nos encerraron sin previo aviso, aún seguimos estupefactos y somos incapaces de ver la luz al final del túnel. Son muchos los rayos de esperanza que nos alumbran, entre otros los de la vacuna, pero la lentitud inquietante con la que nos la inoculan, las noticias preocupantes respecto a algunas marcas de las ya utilizadas y el no saber si nuestros gobernantes primarán la salud sobre sus intereses políticos no contribuyen a disipar nuestra incertidumbre.

¿Cambiará nuestra vida en el verano? Recuperaremos la normalidad algún día. Un año después, la tan esperada Semana Santa llega con el cierre echado y todas esas preguntas que nos atenazaron cuando todo esto empezó siguen tan vigentes, casi, como el primer día. Bien sabemos que el verano está a la vuelta de la esquina y que de él depende buena parte de la economía de nuestro país, basada en buena medida en un turismo, fuertemente golpeado.

Si alguna vez volveremos a viajar y vivir con normalidad parece una pregunta sin respuesta. Como también si tantas personas que vivían de ese sector recuperarán sus trabajos hoy desaparecidos. En medio de esta negrura, echo la vista atrás y me refugio en la Historia y en ella encuentro, sin embargo, la esperanza. La Humanidad ha pasado por situaciones peores. E incluso por peores pandemias, como aquella de peste bubónica que segó tantos millones de vidas en nuestro país. Y se recuperó. Pese a los millones de muertes y los barrios enteros quemados, aquella pesadilla interminable un día se acabó. Y todo volvió a ser como era. Seguro que eso también acabará por sucedernos a nosotros aunque un año después, casi en la misma situación, nos cueste creerlo.