Opinión
La lipoescultura de Sara
Me ha impresionado mucho tu muerte. Qué muerte más absurda, Sara. Qué personajes chungos nos encontramos por la vida; que nos aconsejan mal, que nos hablan de amistad mientras ponen la mano y que, al final, yerran. Aunque no parece lo tuyo un infortunio médico como fue el mío. A mí hace unos años me seccionaron una pequeña parte del intestino por laparoscopia para extirpar un tumor, y la maquina que tenía que saturarlo no grapó bien. Septicemia generalizada, tres operaciones, cinco semanas en un servicio de Reanimación. Todavía no soy capaz de leer el informe médico. Me decía mi cirujano que si salía de esa olvidaría lo vivido. Los cirujanos no saben demasiado del alma humana. Al menos no de las almas anormales como la mía. Yo recuerdo hasta el mínimo detalle de aquella experiencia tremenda. Tú Sara no recordarás porque entraste en perfectas condiciones y una ilusión, y se acabó de golpe. Quizá tuviste unas horas de padecimiento, pero enseguida te sedaron. Estabas peor que si te hubiesen acuchillado con saña todo el vientre. Estabas perforada de arriba abajo. Una lipoescultura se llama lo que pretendieron hacerte, pero se les fue la mano, entraron en el corazón de la piedra, y rompieron la figura. He visto tus fotos y eras muy guapa. ¿Quién te dijo que tenías barriguita? Pero, Sara, si tenías dos hijos. El cuerpo después de dos gestaciones es precioso porque es el recuerdo de una gran obra de amor. Te engañaron, nos engañan a todas con eso de que tenemos que ser delgadas, jóvenes, sexis. A mí me parece un trastorno social, como tantos otros, eso de querer que seamos contra la naturaleza. Homo sapiens nos auto-denominamos, fíjate que vanidosos e ignorantes. Pero el universo es mucho más poderoso que nosotros y nos está poniendo a raya. Espero que tu muerte absurda, mujer, sirva para que tomemos conciencia de esta locura y nos queramos a nosotras mismas un poco más. Te abrazo el alma.
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