Opinión

Resucitar

Por la celebración de la resurrección de Jesús y el domingo de gloria, escuché en una radio preguntar a unos niños qué significaba para ellos resucitar. Como siempre, casi todos contestaron cosas muy ingeniosas, pero una me llamó especialmente la atención, dijo: resucitar es volver a nacer, pero siendo mayor. Impresionante lucidez la de la pequeña. Y yo recordaba mi propia resucitación después de cinco semanas en una UVI. Ese lugar en el que también te crucifican con el propósito de sanarte.

El actor Antonio Resines contaba hace poco que él en algunas de sus alucinaciones opiáceas por su coronavirus grave, creía que los médicos y las enfermeras eran terroristas, y les insultaba. Yo, después de soportar dos cirugías brutales en dos días brutales, después de ser rajada, pinchada, entubada… creía hallarme en una carnicería y suplicaba a mi familia, el ratito que podían entrar, que me sacaran de allí, que no dejaran acercarse a mí a esos matarifes que me estaban haciendo filetes.

También tuve otras alucinaciones extrañas. Por ejemplo, que yo era un muñeco de madera que me había construido Geppetto, el padre de Pinocho, y vivía en un taller de carpintería entre otros juguetes con los que me relacionaba.

Cuando salí del peligro de muerte y pude ver mi cuerpo, estaba realmente crucificada. Llena de heridas, agujeros y costuras. Y, como casi todos los que pasamos por esta experiencia de casi muerte, me sentí renacer. Volví a nacer, pero siendo mayor, como decía aquella niña en la radio. Jesucristo, que murió de verdad, después ascendió a los cielos. Los pobres e ignorantes humanos que nos quedamos en la tierra solemos vivir también una transformación. Nuestro carácter sigue siendo el mismo, sin duda, pero en esta segunda oportunidad vamos con la lección aprendida.

Y sentimos las maravillas de la vida como nunca antes. Ese poder levantarse de la cama, ver como entra el sol, desayunar, caminar, salir al campo, ir a un teatro…

Y sobre todo ser. Ser, y ser mejores.