Pandemia

La Eurocámara quiere poner luz y taquígrafos en los contratos de las vacunas del coronavirus

Ursula Von der Leyen debe aceptar o rechazar la invitación, después de haber borrado los sms con el CEO de Pfizer

La presidenta de la Comisión Europea el pasado miércoles
La presidenta de la Comisión Europea el pasado miércolesJean-Francois BadiasAgencia AP

Puede que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se enfrente en unos días a un difícil momento. La semana pasada, los coordinadores  de la comisión especial sobre coronavirus del Parlamento Europeo decidieron invitar a la política alemana a una comparecencia  en la que abordar las negociaciones con los laboratorios en los peores momentos de la pandemia.

Ahora corresponde a la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, cursar esta invitación y el formato. Aunque la presidenta de la Comisión Europea no tiene el deber de acudir a este encuentro, una negativa se interpretaría como un desaire a la Eurocámara y un gesto de falta de transparencia.

En el caso de von der Leyen, el aspecto más peliagudo está referido a los contactos personales que mantuvo con el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, a través de mensajes de texto, en un momento en el que el Ejecutivo comunitario necesitaba de manera urgente firmar nuevos convenios, tras los retrasos en la entrega de dosis de la empresa farmacéutica AstraZeneca. Tras sus contactos durante un mes con Pfizer, el Ejecutivo comunitario se comprometió a comprar 900 millones de dosis, con la opción de adquirir otras 900 más.

La presidenta de la Comisión Europea asegura haber borrado estos mensajes, por lo que su contenido no puede ser fiscalizado. En una carta de respuesta a la Defensora del pueblo europea, Emily O’ Reilly, el Ejecutivo comunitario explicaba que estos mensajes no necesitan ser registrados ni almacenados ya que se trata de “documentos efímeros y de corta duración”. O’ Reilly  acusó a la Comisión Europea de “mala administración” por no haber guardado estos mensajes y pidió actualizar las normas para que sean tratados como documentos al tener relevancia pública.

Llueve sobre mojado, ya que no es la primera vez que la Comisión Europea es acusada de falta de transparencia. Durante las negociaciones con los laboratorios, el Ejecutivo comunitario permitió que los contratos fueran mantenidos en secreto y que fueran públicos tan sólo de manera censurada, con numerosos tachones que impedían conocer información clave como el precio. El Ejecutivo comunitario mantuvo que este secretismo era necesario como arma negociadora. Pasados los meses y cuando lo peor de la pandemia parece haber pasado, el contenido sigue sin ser público.