Opinión

Demasiado cuerdos

Paloma Pedrero
Paloma Pedrerolarazon

Perdonen, porque, aunque sé que no se debe hacer, hoy voy a escribir desde la furia. Les cuento: tenía yo planificado mi tiempo para dedicar la mañana a este artículo para ustedes, cuando me entra un sms de la compañía del gas con la amenaza de que mi próxima factura será desorbitada. Me armo de valor y llamo a la susodicha. Después de hacerme esperar con una música convulsiva durante más de veinte minutos, un humano me pide los datos, datos que ya di a la máquina. Después de otra espera me comunica que ellos no tienen todavía esa factura, así que no me pueden ayudar, pero que el gas ha subido mucho y en concreto en mi caso de un 10 sobre no sé qué a un 40 sobre lo mismo. Le pregunto si eso es legal, me responde que sí. Le ruego que me dé una solución, ¿y qué hace entonces? Darme otro número de teléfono.

Todo esto después de tratarme como si yo fuera una autentica imbécil. Llamo a ese otro teléfono, espero veinte minutos con otra música convulsiva, esta vez combinada con anuncios comerciales, hasta que habla un humano que me da otro número.

Y vuelta a empezar: deme el Cus, ahora deme el Cas, ahora deme su puta alma. Todo en ese lenguaje burocrático e indescifrable que utilizan para que no les entiendas y te pueden engañar. Usan, además, armas psicológicas de coerción haciéndote leer documentos que te envían sobre la marcha, empujándote a rellenar las casillas a toda velocidad, mientras suspiran ante tu torpeza. Ahora deme su cuenta corriente, inquieren. Si replicas te cogen manía y te indican que cuando tengas todo claro, vuelvas a llamar, que han superado el tiempo contigo. Llevo dos horas y no he resuelto el asunto del sablazo.

Estos entes, privados o públicos, nos maltratan y desorientan tecnológica e impunemente. Exaspera que con la alarmante situación que estamos viviendo, nos engañen y jueguen con nuestra salud mental, tiempo y dinero con esa libertad. Demasiado cuerdos estamos.