Educación
Alfonso Aguiló: «La educación en aulas separadas por sexos amortigua la desigualdad»
El presidente de la patronal de la escuela privada y concertada CECE asegura que «el contacto humano entre profesor y alumno seguirá siendo la clave en la educación del futuro».
Ingeniero, profesor, director del famoso colegio Tajamar de Madrid, fundador del colegio Arenales, escritor... Y ahora acaba de ser nombrado presidente de la Confederación de Centros de Enseñanza (CECE). Es uno de los grandes defensores en España de la educación en aulas separadas de niños y niñas y de la libertad de elección de los padres para escoger el modelo educativo que quieren para sus hijos. –¿Qué hace un ingeniero de canales, caminos y puertos en el mundo educativo?
–Hay ingenieros en todos los ámbitos. Es una formación que vale para muchas cosas. Es una carrera exigente de la que sales bien preparado.
– Lo suyo entonces es vocacional...
–La descubrí por casualidad. Cuando tenía 27 años me ofrecieron trabajar en un colegio y empecé como subdirector del colegio Tajamar de Madrid. ¡Me encantó! Empecé dando clase de Matemáticas en Bachillerato en el año 1987, cuando las clases tenían más de 40 alumnos, y entonces descubrí que es una profesión estupenda que proporciona muchas satisfacciones. Uno puede encontrar su realización en profesiones muy diversas.
_¿Qué ha aprendido de su paso por el mundo educativo?
–La enseñanza te ayuda a descubrir a cada persona y a tener ilusión por que cada uno saque el mayor partido posible a sus talentos. También se aprende que la enseñanza no es conseguir que la gente piense como tú, sino que cada uno adquiera autonomía y encuentre su propio camino.
–Ha publicado del orden de diez libros de temas de educación y antropología, más de 200 artículos en diversas revistas y publicaciones... ¿También tiene vena de escritor?
–La vena de escritor la descubrí muy pronto. En el año 1990 escribí mis primeras experiencias en la enseñanza. Me dijeron que no era útil lo que había escrito, porque era muy general, pero también me comentaron que tenía capacidad para hacerlo. Mi amigo me dijo que escribiera un título que tenía pendiente de una colección de educación y así empecé. Mis primeros libros son del año 90 y 92 y se siguen reeditando y traduciendo.
_¿Cuál es su último libro?
–Lo último que he escrito es sobre educación en aulas diferenciadas por sexos. Me gustaría que hubiera un debate pedagógico sin la contaminación ideológica que existe.
–¿Es razonable ser creyente, como se pregunta en uno de sus libros?
–He escrito mucho sobre educación y valores y observo que las creencias son muy importantes en la vida y en la educación. Le he dedicado mucho tiempo a analizar el papel que tienen las creencias y la fe porque observo que para muchas personas la educación es algo muy neutro. Yo lo respeto, es una opción, pero yo pienso que una persona que sea creyente en la educación de sus hijos tiene que tenerlo presente, porque es una parte muy importante de la vida de la persona.
En España elige Religión el 65% de los padres que llevan a sus hijos a colegios públicos, unas cifras altísimas, más que las de matrimonios. Hay una conciencia clara en la gente de que la educación religiosa es muy positiva para la formación.
_Usted es uno de los grandes defensores de la educación diferenciada. ¿Por qué cree que en España está tan «perseguido» este modelo por parte de algunas comunidades autónomas?
–Soy un defensor del modelo, pero sólo para el que lo quiera: la educación tiene que ser muy plural, soy enemigo de imponer modelos porque hay muchos y cada uno tiene que elegir el que considere que es mejor para él. He trabajado mucho tiempo en centros que separan a niños y niñas en aulas diferentes y da unos resultados estupendos, no sólo académicos. Un modelo que es admitido con normalidad que en España esté sometido a una persecución ideológica me parece una lástima. Está mal entendido. Tiene una gran aceptación entre los alumnos cuando conocen el modelo. Yo siempre pongo el ejemplo del uniforme escolar. Hace un par de décadas, el uniforme era conservador y elitista, pero ahora no tenemos esa contaminación ideológica. Los colegios públicos lo están implantando por docenas y ahora nadie lo incluye en un debate ideológico.
_¿Qué ventajas ofrece este modelo?
–Las ventajas son: resultados académicos muy buenos y resultados en igualdad excelentes porque se amortigua la brecha de género. En este país se ha pensado que se acababa con ella juntando a chicos y chicas en la misma clase, pero hay muchas dinámicas en el aula que arraigan estos estereotipos. De los centros femeninos salen más chicas pensando en hacer carreras de ciencias, precisamente las más remuneradas ahora y de gran influencia social.
–Convénzame de que es necesario el uso de las nuevas tecnologías en la educación para mejorar el rendimiento del estudiante.
–La tecnología es un instrumento, no es una pedagogía, pero puede desarrollarla. Con la compra de ordenadores no se hace una revolución tecnológica en un colegio, cuando puede hacer que los alumnos pierdan el tiempo. Cualquier propuesta de innovación tecnológica tiene que ir precedida de una renovación educativa. Hay que aprovecharse de las ventajas que ofrece para innovar en el aula, pero sigo pensando que el contacto humano entre el profesor y el alumno seguirá siendo la clave en la educación del futuro. No hay que ponerse a la defensiva con la tecnología, sino saber integrarla en nuestra vida porque el mundo de hoy está absolutamente inmerso en la tecnología.
–¿Cómo será la educación del futuro?
–La revolución tecnológica va a cambiarla un poco. Hay que ayudar a las personas a obtener el conocimiento poniendo el acento en aprender a buscarlo, a tener un sentido crítico. A lo mejor hace un tiempo las opiniones las daba el profesor, ahora la información llega a las personas por muchos cauces y eso es un avance. Por otra parte, la enseñanza no se va a arreglar a base de leyes. Cambiará cuando haya mayor esfuerzo por parte de los centros, los profesores y los alumnos.
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