Caso Bretón
Bretón contestará a todas las preguntas durante el juicio
José María Sánchez de Puerta aventuró un proceso «difícil» pero confió en la absolución de su cliente porque «tiene muchas cosas a favor»
José Bretón, acusado del secuestro y asesinato de sus dos hijos Ruth y José, de seis y dos años, no se acogerá al derecho a no declarar y responderá a todas las preguntas que le plantee la Fiscalía, la acusación y su propia defensa, a partir del próximo día 17 de junio. Así lo confirmó ayer el abogado de Bretón, José María Sánchez de Puerta, tras mantener una reunión de más de hora y media con su cliente en la prisión de Alcolea. «José va a responder a todas las preguntas que se le formulen. Está deseando que comience el juicio porque tiene muchas cosas a favor», dijo.
En estas dos semanas, Bretón mantendrá al menos dos reuniones más con su abogado para preparar su estrategia defensa. «Vamos a pedir la absolución de mi cliente y durante el juicio daremos los argumentos suficientes que demuestren que él no mató a sus hijos», explicó. Sánchez de Puerta afirmó que también está deseando que comience el proceso: «Nos está quitando mucho tiempo y me ha obligado a dejar muchos asuntos pendientes». El ruido mediático que ha rodeado al caso no va a facilitar el desarrollo de un juicio. que «va a ser difícil y complicado pero confío en la absolución de mi cliente».
Sánchez de Puerta no quiso desvelar su estrategia de defensa e indicó que ha pedido la comparecencia de unos 120 testigos y 40 peritos, al tiempo que valora la tranquilidad en la que se encuentra su cliente para el juicio. A pesar de ello, parece claro que el letrado centrará su artillería en intentar demostrar que no hay una prueba de ADN que incrimine a Bretón, que no se ha podido demostrar que los huesos son de los niños e intentará volver a demostrar que la cadena de custodia se rompió.
22 indicios
Mientras, el magistrado-presidente del Tribunal del Jurado del caso, Pedro Vela, ha fijado 22 puntos clave sobre los que se juzgará a José Bretón. Entre los que se deberá dilucidar si el acusado «ideó dar muerte a sus hijos como venganza hacia su mujer»; si camino de la finca de Las Quemadillas suministró tranquilizantes a los pequeños «para facilitar su adormecimiento total y/o su muerte»; si prendió una hoguera y colocó en ella a sus hijos, alcanzando la pira temperaturas de hasta 1.200 grados centígrados «logrando un efecto similar a un horno crematorio», quedando «únicamente unos restos óseos», o si finalmente acudió a la Ciudad de los Niños para denunciar la pérdida de los pequeños, «pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición en el parque, sino que él había dado muerte previamente a sus hijos», informa Ep.
Los primeros hechos justiciables versan sobre lo que pudo ser el desencadenante, la ruptura de José Bretón y su entonces esposa, Ruth Ortiz. Así fija para el debate si desde el verano de 2011 las relaciones se habían deteriorado «debido al carácter estricto y poco afectuoso» de él. Si a consecuencia de ello, el 15 de septiembre, Ruth Ortiz comunicó a Bretón sus intenciones de separarse, ante lo que el acusado «mostró gran enfado». Si ya rota la convivencia y establecido un acuerdo para tener los niños en fines de semana alternos, cada vez que Bretón coincidía con amigos o familiares mostraba «el enfado con ella por tomar la decisión de poner fin al matrimonio».
Entre otro de los puntos de debate señala si en ese contexto de ruptura matrimonial «el acusado ideó dar muerte a sus hijos como venganza hacia su mujer», decidiendo que el lugar más adecuado sería la finca. Si con la finalidad de «elaborar su plan y asegurar su perfecta ejecución» realizó una serie de preparativos entre el 15 de septiembre y el 7 de octubre consistentes en hacer acopio de leña de olivo en la parcela; adquirir combustible en grandes cantidades --unos 271 litros-- en una gasolinera de Huelva y, entre otras cosas, acudir a la consulta de un psiquiatra, con intención de que le recetara unos tranquilizantes «con los cuales pudiera facilitar el completo adormecimiento y/o la muerte de los niños».
Horno crematorio
Tras hacer un recorrido por las horas previas a la llegada a la finca el 8 de octubre -se debatirá si ideó una coartada quedando con sus hermanos en la Ciudad de los Niños; si por la mañana acudió a la finca para asegurarse que nada impediría su plan o si de vuelta hizo creer a su familia que iba con los niños a comer con unos amigos-, los hechos justiciables se adentran en lo que pudo ocurrir en la finca. Así, uno de ellos versa sobre si Bretón, camino de la finca, le suministró a los niños los tranquilizantes y si, tras llamar dos veces a su esposa una vez en la finca y no conseguir hablar con ella, «decidió seguir con su propósito criminal».
El punto 16, uno de los clave, propone «si acto seguido, el acusado, conforme a lo que ya tenía previsto y meditado, prevaliéndose de su condición de padre y de su mayor fortaleza física, confianza y autoridad acabó con la vida de sus hijos Ruth y José Bretón Ortiz, de manera no determinada, y prendió una hoguera». Si la avivó rápidamente, prosigue, gracias al acopio de leña de olivo y gasoil y en ella colocó los cuerpos de sus hijos junto con una mesa metálica haciendo que la pira alcanzara temperaturas de hasta 1.200 grados centígrados, «logrando un efecto un horno crematorio». Y si ante la magnitud de la temperatura, «las partes blandas del cuerpo de los niños desaparecieron rápidamente, quedando únicamente unos restos óseos».
Además, el auto propone como otros hechos sobre los que se va a juzgar a Bretón si este permaneció junto a la hoguera hasta las 17:,30 horas, en que se marchó de la finca, «alimentándola de combustible para mantener la temperatura que permitiera la total calcinación y desaparición de los cuerpos de sus hijos Ruth y José».
Si el acusado, «una vez asegurado de que los cuerpos habían quedado calcinados», salió con su vehículo por la entrada principal de la finca, arrojó en dos contenedores cercanos «tres bolsas de basura con los pantalones de trabajo que llevaba puestos para ejecutar su macabro plan, así como otros efectos que le pudieran incriminar, y dio la vuelta con el coche, haciendo una maniobra inhabitual con la finalidad de eludir la grabación de unas cámaras de seguridad cercanas, cuya ubicación conocía».
Igualmente, se juzgará si una vez en el entorno de la Ciudad de los Niños llamó a sus hermanos y padres para hacerles creer que estaba en el parque con los niños y, cuando consideró que había pasado un tiempo suficiente para hacer creíble la desaparición, volvió a llamar a su hermano Rafael diciéndole que había perdido a los niños.
Asimismo, el auto plantea si sobre las 18:41 horas el acusado llamó al teléfono de emergencias del 112 comunicando la desaparición de sus hijos provocando la intervención de la Policía, acudiendo ya sobre las 20,43 horas a la Comisaría de Policía Nacional para presentar denuncia por la desaparición, «pese a conocer perfectamente que no había existido la desaparición en el parque, sino que él había dado muerte previamente a sus mencionados hijos».
Gastos de más de 140.000 euros
Además, entre los hechos justiciables se incluye el debate sobre si las investigaciones realizadas a consecuencia de la denuncia hecha por el acusado han tenido un coste para el Ministerio del Interior de 137.335,65 euros, para la empresa Cóndor Georadar de 5.500 euros y para el Ayuntamiento de Córdoba de 22.567 euros, cantidades por las que Fiscalía pide que Bretón los indemnice.
Entretanto, el auto recuerda que para el Ministerio Público y la acusación particular, ejercida por la madre de los niños, Ruth Ortiz, los hechos son constitutivos de dos delitos de asesinato con la agravante de parentesco, así como de un delito de simulación de delito, mientras que para la defensa Bretón no tuvo intervención y solicita su libre absolución.
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