Videos
Ocho llamadas diarias de niños por maltrato en casa
El Teléfono Anar recibió en 2015 cerca de 3.000 consultas de menores víctimas de violencia intrafamiliar, la mayoría por castigos físicos
El Teléfono Anar recibió en 2015 cerca de 3.000 consultas de menores víctimas de violencia intrafamiliar, la mayoría por castigos físicos
«Me pegan como a alguien mayor, me pegan con la mano y el pie. Mi abuela me pega con el palo de la escoba, con una sandalia o el cinturón. Mi padre con el cable del cargador. No tengo amigos en el colegio...». Así comienza el relato de un menor de 12 años víctima de violencia intrafamiliar. Un tipo de maltrato que no acapara la atención de otras formas de violencia, como la de género o el «bullying». Sin embargo, cada año va a más. Ésta es una de las conclusiones del informe de la Fundación Anar, que desglosó las consultas recibidas en su teléfono de Ayuda a menores y adolescentes (900202010) en 2015. A tenor de los casos atendidos, la violencia en general ejercida sobre los niños aumentó un 40%. Sin embargo, los responsables de la ONG alertaron del alarmante incremento de los malos tratos en el entorno familiar. Si en 2014 supusieron un 14% de las consultas, el pasado año constituyeron un 34,4% de los casos en los que medió la violencia frente a un menor. En total, 2.952 casos: una media de ocho niños recurrieron diariamente a Anar en busca de ayuda.
«Estamos muy preocupados por la violencia de género, el ‘‘bullying’’, la violencia ascendente de los hijos hacia los padres... Pero estos fenómenos, graves sin duda, están invisibilizando algo importantísimo: la violencia intrafamiliar, que es la más frecuente, la más duradera y la más grave», dijo Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación Anar. De hecho, en la mitad de las situaciones analizadas, la violencia se produce a diario y desde hace más de un año.
La mayoría de las consultas se produjo por maltrato físico: 1.229 casos, seguido de las agresiones psicológicas (882), el abuso sexual (435) y el abandono (406). Desde la Fundación aclararon que no se habla de simples «bofetones». «Moratones, heridas, quemaduras, mordeduras...», detallaron. ¿Y las causas? Principalmente, los niños son utilizados como «armas arrojadizas» en los casos de violencia de género –presentes en un 80% de los casos– para dañar a la ex pareja. Pero también se esconde el hecho de que «esta violencia se entiende todavía entre muchas familias como pauta educativa», explicó Ballesteros. Así, los padres «no son conscientes de que los niños, que están aprendiendo, pueden creer que la violencia sirve para conseguir lo que quieres. Y mañana pueden utilizarla». Dicho de otra forma, los menores aprenden a ser violentos, y lo hacen de la mano de sus padres, sus referentes emocionales. Las últimas cifras del INE, presentadas ayer, avalan la tesis: 637 menores viven con órdenes de protección o medidas cautelares al ser víctimas de violencia machista, un 10,6% más respecto a 2014.
Las secuelas psicológicas que padecen son difíciles de erradicar. «Es la violencia que va a producir mayores secuelas a los niños en su vida de adultos. El niño se dice a sí mismo ‘‘merezco ser castigado’’, ‘‘no valgo’’... Estos padres acaban lesionando su autoestima». Los trastornos relacionados con la alimentación y el sueño suponen otros de los daños que arrastran las víctimas de esta «realidad escondida».
✕
Accede a tu cuenta para comentar