Alimentación

El Gobierno planea ampliar la fecha de caducidad del yogur

El límite de consumo del lácteo pasaría de 28 días a más de un mes. Se busca evitar el desperdicio de alimentos en buen estado

La Razón
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El desperdicio de alimentos en los países desarrollados no es nuevo. Es un hecho que ha ido «in crescendo» a lo largo de los años. En especial, durante los años de vacas gordas, antes de comenzar la crisis. Sin embargo, a raíz de la crisis económica y de la falta de recursos de muchos ciudadanos, los productos que antes desechábamos sin cargo de conciencia se han convertido en el sustento de cientos de familias. Esta nueva realidad demuestra que tanto el etiquetado como los envases de los alimentos no se ajustan a la realidad y que tanto el sector como el Ministerio de Agricultura necesitan darle una vuelta a las normas que regulan estos procesos. En colaboración estrecha, agricultores, distribuidores, grandes empresas alimentarias y el propio ministro del ramo, Miguel Arias Cañete, se han comprometido a mejorar el actual sistema. Así, el Gobierno está estudiando «ampliar el límite de tiempo que la industria impone a sus alimentos» para adecuarlo a la realidad de cada alimento. De esta forma, «si un yogur caduca a los 28 días –límite que establece la Ley– de su fabricación, podríamos ampliar el límite y superar el mes», explican como ejemplo desde Agricultura.

Cuando abrimos la nevera y descubrimos que el yogur que nos íbamos a tomar está caducado siempre surge la misma duda: ¿me sentará mal? Los expertos afirman que la vida útil de un yogur termina cuando se produce algún deterioro en el envase. En este momento se puede formar moho, pero si se mantiene en buenas condiciones puede consumirse más allá de la fecha que indica. Parece que el titular del Ministerio tampoco sigue las indicaciones que fija la industria o así lo confirmó Cañete, ayer, en una entrevista que concedió a RNE: «Yo me peleo con mis hijos porque abro la nevera y me como un yogur con una fecha de cinco días más tarde y no me sienta mal». Aun así, de acuerdo con las encuestas que ha realizado el propio Ministerio, cerca del 60 por ciento de los españoles tira los productos caducados frente a un 21 por ciento que los consume si no ha pasado demasiado tiempo. Así, el ministro ha explicado que está buscando un sistema de etiquetado de productos más sofisticado para evitar el desperdicio de alimentos en la cadena alimentaria. Quieren que los consumidores comprendan mejor la diferencia que existe entre un producto que ha perdido su sabor original o sus principales propiedades (consumo preferente) y aquello que, en teoría, puede perjudicar a nuestra salud (caducidad). «La estrategia de Agricultura estudiará si ese tiempo límite que la industria o la Administración imponen a sus alimentos es correcto». Desde que se impuso la actual norma de límite en el consumo, la tecnología ha cambiado radicalmente y «muchos productos pueden tener más vida útil de la que tienen reconocida oficialmente», añaden. La nueva norma cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad, ya que éste es el responsable de la seguridad alimentaria y del área de consumo.

El Gobierno ya ha elaborado un informe para identificar en qué parte de la cadena alimenticia se desperdicia más y los hogares son los que más productos tiran a la basura –el 42 por ciento–, seguidas de cerca por las industrias, con el 39 por ciento. Así, se van a tomar nuevas medidas para reducir estos desechos y fomentar manuales de buenas prácticas para todos los implicados. Otra de las consideraciones importantes que estudia el equipo que dirige Fernando Burgaz, director general de la Industria Alimentaria, es el reciclaje de los alimentos desechados para reintroducirlos en la cadena, bien para reutilizarlos en el consumo humano o como alimento para los animales. Eso sí, siempre velando por la seguridad de las personas. Por eso, como indican desde el Ministerio, aún está en fase de estudio y se están llegando a acuerdos con la industria para localizar los posibles focos de mejora.

Los cambios en el modelo de vida de las familias españolas también afectan al consumo y a la forma de alimentarnos. Por ello, modificar el modelo de envasado también es otra de las prioridades de Burgaz, ya que, para las casas monoparentales o para familias con pocos miembros ya no sirven los packs de 12. Es una forma poco eficiente de consumir. Es más, su consecuencia directa es el incremento de kilos de basura. Entre los alimentos más consumidos una vez superada la fecha de caducidad, los yogures, las pastas y los arroces encabezan la lista; les siguen la leche y los batidos. Por último, lo que menos consumimos después de superar el límite de caducidad son las conservas.