Médicos
Carta de despedida a todos los médicos de Madrid
Sonia López Arribas, presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, se despide de todos los médicos de Madrid a través de una carta en LA RAZÓN.
Sonia López Arribas, presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, se despide de todos los médicos de Madrid a través de una carta en LA RAZÓN.
Mañana, 18 de febrero, es el día de las elecciones a la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid. Se acaba, por tanto, el presente mandato, pero antes de que finalice me gustaría hacer un breve balance, con la mirada puesta en el futuro de esperanza para el Colegio que se abre ante nuestros ojos.
Como Presidenta del Colegio de Médicos, he vivido muchas emociones en este intenso período de tiempo.
Una ilusión indescriptible cuando fui elegida, por la oportunidad que se me ofrecía de cambiar el rumbo de este Colegio, y de rendir un servicio útil a mis compañeros.
Una enorme decepción, cuando me di cuenta de que parecía existir todo un entramado para el mantenimiento de privilegios económicos con pingües beneficios a costa de los colegiados, y dispuesto a toda clase de presiones sin el menor escrúpulo para mantener su negocio.
Una gran tristeza, cuando, poco después, varios miembros honestos de mi Junta Directiva decidieron dimitir cuando aún quedaban tres años de mandato. El proyecto de esta Junta murió con ellos, porque ningún proyecto serio era posible ignorando las áreas de Atención Primaria, Médicos Titulares y Rurales, Hospitales y Ejercicio Libre.
Y una inmensa soledad, atrapada bajo la certeza de que, si me iba yo también, permitiría que se promoviera un cambio de estatutos para perpetuar la presencia de aquellos intereses económicos para siempre en el Colegio. Propuse formalmente la convocatoria de nuevas elecciones a la Asamblea de Compromisarios y también a la Organización Médica Colegial, pero son otros intereses los que se han negado a convocarlas hasta ahora.
El balance, afortunadamente, no es sólo negativo. En este período, se han mantenido los servicios esenciales para los colegiados, e incluso se ha desarrollado algún servicio nuevo, que son méritos que ahora algunos se atribuyen a sí mismos, pero que pertenecen principalmente a los trabajadores del Colegio.
El Colegio ha cumplido con su labor de mediador, en defensa de los intereses generales de los colegiados y de los pacientes, en los conflictos sanitarios de todo tipo que se han sucedido estos años, a través de un diálogo constante, leal pero firme, con cuatro Consejeros de Sanidad de la Comunidad de Madrid, entre otras instituciones, insistiendo en buscar soluciones contra la precariedad laboral de los médicos en activo, y de mejorar las condiciones de los médicos jubilados.
Me siento personalmente orgullosa de haber contribuido a abrir los ojos de los médicos más comprometidos con el Colegio, con la verdad por delante, rindiendo cuentas ante la Asamblea de Compromisarios, y proponiendo medidas como el establecimiento de contratos públicos para los servicios del Colegio, y una bajada histórica del 30% de las cuotas que pagan los médicos al Colegio, sin pensar en nada más que en el interés de los colegiados.
Gracias a la concienciación de un número creciente de Compromisarios, la Asamblea aprobó la rescisión de los contratos de las empresas externas, y, sobre todo, la histórica bajada del 30% de las cuotas, que otros no han querido aplicar o han recurrido para que no se apliquen. Y, ante una Asamblea alertada para no aceptar ninguna actuación contraria a los intereses de los colegiados, la comisión que había elaborado unos nuevos estatutos que, en mi opinión, respondían a otros intereses, no se ha atrevido ni a presentárselos.
Pero es la convulsión de estos últimos casi cuatro años, a pesar de su carga negativa, la que nos brinda ahora una oportunidad como no ha tenido el Colegio en muchos años.
Los médicos de Madrid tienen la oportunidad de elegir, el próximo 18 de febrero, entre la luz de la recuperación de su Colegio para los colegiados, o las tinieblas de su sometimiento a inconfesables intereses económicos, que se presentan también a estas elecciones, convenientemente disfrazados con quiméricas promesas de bajadas de las cuotas, que es justo a lo que se han opuesto estos últimos cuatro años.
En esta aventura, tengo todo que agradecer a mi familia, a quienes me han defendido legalmente y a quienes me han apoyado en el Colegio y fuera de él, pero no quiero despedirme sin antes rendir mi pequeño homenaje a los valerosos compañeros que han defendido los intereses de los colegiados en la Asamblea de Compromisarios, a los abnegados trabajadores comprometidos con el Colegio, y al Dr. Juan Abarca Cidón, por haberme devuelto la ilusión de rendir un servicio a mis compañeros de profesión, ahora sí, con un impresionante equipo que tiene la posibilidad real de hacer que los médicos se sientan orgullosos de su Colegio y que el Colegio proporcione mejores servicios con una cuota verdaderamente más reducida, en definitiva de convertir al Colegio de Madrid en la referencia para todos los demás Colegios de España que siempre debió haber sido. Un puñado de votos sabiamente elegidos puede ser la diferencia.
*Presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid
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