Roma

Casadas a los 15

Casadas a los 15
Casadas a los 15larazon

B. V. Conquero- En el primer semestre de 2014 dieron el «Sí, quiero» 106 menores, 35 más que un año antes. Nueve quinceañeras se casaron, frente a sólo una en 2013.

71 niñas menores de 18 años dieron el «Sí, quiero» en el primer semestre de 2014. Una cifra mucho mayor que la del año anterior, sobre todo si se comparan los datos de las niñas de 15 años: mientras que en todo 2013 sólo se casó una adolescente de esta edad, en los primeros seis meses del pasado año contrajeron matrimonio nueve. También es relevante el incremento entre los chicos: si en 2013 no se casó ninguno con menos de 15 años ni de esta edad, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a un aumento. Se contabilizaron dos chicos menores de 15 y ocho de esta edad. En total, mientras que durante todo el año 2013 se casaron 71 menores, sólo en el recuento del primer semestre del pasado año sumaron 106 y aún queda por contabilizar el resto del año. ¿A qué se puede deber este incremento?

La realidad sorprende hasta a los expertos, que ven difícil encontrar un elemento común que justifique el incremento de uniones porque, aunque es cierto que el número de matrimonios aumento medio punto en los primeros trimestres de 2014, la evolución de las uniones tanto civiles como religiosas han ido cayendo en picado en contraste con el aumento de las parejas de hecho. Esta última figura es a la que se acogen la mayoría de las menores que acuden a entidades de ayuda a mujeres embarazadas como Red Madre o Fundación Madrina. «Lo que más vemos es que las adolescentes deciden irse a vivir con su pareja, casi siempre con el consentimiento de sus padres, pero casarse no está de moda y por eso optan por esta vía», afirma una portavoz de la Fundación. Es justo esta asociación la que ha colaborado con el Sínodo de la Familia en Roma para explicar su programa de ayuda a las mujeres embarazadas. Conrado Giménez, presidente de la asociación, asegura que uno de los motivos por los que las adolescentes pueden optar por el matrimonio es porque «buscan amar y ser amadas, formar la familia que no han tenido». Y es que muchas de ellas han crecido en hogares desestructurados y «ahora buscan crear su propia familia». Es cierto que si se comparan los datos totales desde 2010, el año 2013 fue uno de los más bajos en lo que respecta al matrimonio entre adolescentes: en 2010 se casaron 126, 147 un año más tarde, en 2012 la cifra bajó hasta los 114 y volvió a descender en 2013 hasta situarse en 71. Gabriel González-Bueno, responsable del área de Políticas de Infancia en Unicef Comité Español, abre la puerta a dos posibles explicaciones: la primera apunta al «anuncio de la modificación de la ley que busca elevar la edad mínima para poder casarse de 14 a 16 años con consentimiento judicial». Es decir, es un juez el que determina si el menor es lo suficientemente maduro como para casarse y si lo hace por voluntad propia. «En determinadas culturas –apunta González-Bueno–, como ocurre entre el colectivo gitano, se casan muy jóvenes y es posible que ante un cambio inminente» hayan adelantado el matrimonio. Pero no sólo eso, la segunda posibilidad que baraja el responsable de Unicef es que los menores que hayan decidido pasar por el altar no sean de origen español, ya que «en muchos de los países de donde vienen sus padres es costumbre casarse muy joven».

Mara Cuadrado, psicóloga que trabaja con adolescentes, también apunta a la misma idea, aunque en los datos del INE no se específica la nacionalidad de los menores contrayentes. «Son la segunda generación de inmigrantes; muchos de ellos han nacido en nuestro país, pero mantienen sus costumbres». Y es que Cuadrado asegura que «muchas de estas adolescentes han sido educadas para ello y lo ven con normalidad, no es algo traumático», aunque sí que puede crear conflicto, ya que la cultura en la que viven choca con sus tradiciones: «Puede aparecer un problema de identidad».