Investigación científica
¿Aditivos que producen cáncer?
Un estudio en ratones demuestra que los emulsionantes usados en alimentos procesados dañan la flora intestinal de los animales. Producen inflamación y los predispone a padecer tumores malignos
Un estudio en ratones demuestra que los emulsionantes usados en alimentos procesados dañan la flora intestinal de los animales. Producen inflamación y los predispone a padecer tumores malignos
Acontinuación hay algunas cosas que no le vamos a contar. No vamos a contarle que el consumo de emulsionantes en los alimentos conservados produzca cáncer. Ni vamos a contarle que haya que retirar del mercado algunas de las sustancias que se usan para conservar alimentos y que suelen etiquetarse con la letra E. Tampoco vamos a decirle que debe dejar de comer alimentos que contengan estas sustancias.
¿Qué hay entonces de nuevo, que merezca la aparición de esta noticia en las páginas de ciencia de LA RAZÓN? Eso es, exactamente lo que sí le vamos a contar: cómo un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Georgia ha descubierto que algunas sustancias emulsionantes, utilizadas en alimentos procesados para mejorar su textura y durabilidad, pueden alterar la microbiota intestinal de los ratones y hacerlos más propensos a enfermedades inflamatorias intestinales y a cáncer colorrectal, como publica «Cancer Research».
Los investigadores de Georgia han probado el efecto sobre la salud de los ratones de dos sustancias habitualmente utilizadas en la industria de los alimentos procesados: el polisorbato 80 (conocido como E-433) y la carboximetilcelulosa (E-466). Ambos son agentes estabilizantes y emulsionantes, aceptados por las autoridades sanitarias de todo el mundo y que se pueden encontrar en chicles, refrescos, helados, sorbetes, tartas, patés, sopas, bebidas alcohólicas, quesos rayados, salchichas, harinas o zumos. En todos los casos, se emplean bajo los estándares de seguridad requeridos por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y en dosis menores a las máximas permitidas.
Aun así, desde hace algunos años se ha venido proponiendo la idea de que el abuso de estas sustancias podría estar relacionada con algunas enfermedades del aparato digestivo, ya que modifican considerablemente el equilibrio de la flora bacteriana intestinal. Por eso, los autores del estudio quisieron probar en ratones de laboratorio hasta dónde llegan las consecuencias de esa modificación. Los animales fueron alimentados con cantidades de E-433 y E-466 calculadas para equipararse al consumo medio extendido entre los consumidores de alimentos preparados. En todos los casos, se descubrió que esta dieta alteraba la composición de la microbiota de los roedores. La alteración promovía un ambiente más proclive a episodios inflamatorios, lo que convertía a los ratones en más propensos a desarrollar cáncer.
En una segunda fase, se trató de inducir cáncer colorrectal a los animales. Se descubrió que la inducción era más sencilla en aquellos que habían sido alimentados con emulsionantes, ya que experimentaban desequilibrios evidentes en la homeostasis de las células epiteliales (en el conjunto de propiedades naturales que regulan la reproducción de las células). Para poder establecer una conexión mejor entre el uso de emulsionantes y la predisposición al cáncer se crió un grupo de ratones en ambiente libre de gérmenes y que, por lo tanto, carecían de una microbiota muy diversificada. Esos animales pudieron consumir emulsionantes sin sufrir las consecuencias de sus congéneres. Curiosamente, al trasplantar bacterias de un ratón normal a éstos libres de gérmenes también se contagiaban los procesos inflamatorios.
El cáncer colorrectal afecta en España cada año a unas 33.000 nuevas personas. Su incidencia en el mundo ha ido creciendo sin parar desde mediados del siglo XX, y el crecimiento no parece haber seguido un patrón genético determinado. Eso ha hecho sospechar que existe un fuerte componente ambiental en el desarrollo de esta enfermedad. Quizá este estudio pueda ayudar a descubrirlo.
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