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América aprende a combatir los desastres naturales

Expertos reunidos este martes en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, en el marco de un encuentro continental sobre gestión de catástrofes, destacaron los importantes avances logrados por los países de América en la reducción de riesgos por desastres.

Con esa premisa coincidieron autoridades, expertos y representantes de organizaciones de todo el continente que asisten a la IV sesión de la Plataforma Regional de las Américas para la Reducción del Riesgo de Desastres, que concluirá el jueves en esta ciudad portuaria del suroeste de Ecuador.

«Es importante destacar los grandes avances que la región ha tenido en estos temas», manifestó Margareta Wahlström, representante especial del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para la Reducción del Riesgo de Desastres.

Wahlström resaltó el nuevo enfoque que tienen países del continente en el momento de establecer sus inversiones y planificar la infraestructura pública, así como la implementación de políticas estatales para disminuir los efectos de fenómenos de origen natural o antrópico.

También puso como ejemplo la ejecución del proyecto «Hospitales seguros» en América, por medio del cual se ha evaluado a 2.900 unidades hospitalarias y se está fortaleciendo la seguridad de las mismas.

«En esta región también 27 países han incorporado formalmente la reducción de riesgos de desastres como responsabilidad de sus ministerios de salud», afirmó Wahlström.

En las declaraciones oficiales de los países que participan en el evento, el anfitrión, Ecuador, destacó que la gestión de riesgos se convirtió en una política pública, lo que ha permitido una clara organización para trabajar en prevención y en medidas de reacción oportunas ante desastres dentro del territorio nacional.

«Desde 2009, la inversión directa del Gobierno en prevención y mitigación supera los 250 millones de dólares, que han servido para ejecutar 463 obras en zonas vulnerables», aseguró la secretaria ecuatoriana de Gestión de Riesgo, María del Pilar Cornejo.

Los resultados de todas estas acciones son positivos, manifestó, tras indicar que la temporada lluviosa en su país en 2012 fue 1,7 veces más fuerte que la registrada en 2008, aunque las áreas inundadas fueron menores.

Cornejo también resaltó un informe de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, de diciembre de 2012, donde se señala que por cada dólar invertido en prevención el país ahorró 9,5 dólares en gastos de mitigación y otros sectores.

La delegación brasileña destacó que en 2011 el tema de reducción de riesgos de desastre fue llevado a la Agenda Prioritaria del Gobierno Federal y, un año más, tarde se promulgó una Ley de Protección y de Defensa Civil.

En ese marco legal, 1.900 municipios de Brasil han realizado procesos de consulta para elaborar estrategias de prevención de desastres.

Según la representación brasileña, ese país está invirtiendo en cartografiar las zonas de riesgos de 21 municipios considerados prioritarios, en la construcción de una red nacional de monitoreo y alerta, así como en varias obras de infraestructura de prevención.

En la misma línea, la delegación chilena puso énfasis en la importancia de trabajar de forma constante para reducir la vulnerabilidad y aumentar la capacidad de respuesta ante este tipo de eventos.

En ese contexto, los representantes del país austral explicaron que después del terremoto que afectó a su territorio en 2010 se ha trabajado en un sistema de alerta temprana de tsunamis que permite avisar a la población en menos de cinco minutos de detectado el evento.

La IV sesión de la Plataforma Regional de las Américas para la Reducción del Riesgo de Desastres concluirá el jueves tras analizar las acciones implementadas en cada país en cumplimiento del llamado «Marco de Acción Hyogo» para el periodo 2005-2015.

Esa información, junto al resto de observaciones y recomendaciones de las delegaciones americanas, será presentada en la reunión mundial que se realizará en Japón, en marzo próximo, para establecer el nuevo marco de acción para la reducción del riesgo de desastres a partir de 2015.