Arqueología

La mandíbula que tiene la clave de la evolución

¿Cuándo comenzamos los humanos a conquistar la Tierra? Los fósiles hallados en los yacimientos de Misliya (Israel) son los más antiguos encontrados fuera de África y adelantan en unos 50.000 años el éxodo del sapiens desde el continente.

La mandíbula que tiene la clave de la evolución
La mandíbula que tiene la clave de la evoluciónlarazon

¿Cuándo comenzamos los humanos a conquistar la Tierra? Los fósiles hallados en los yacimientos de Misliya (Israel) son los más antiguos encontrados fuera de África y adelantan en unos 50.000 años el éxodo del sapiens desde el continente.

Nuestra especie en su versión moderna apareció en África hace entre 200.000 y 300.000 años. Algunos restos fósiles que podrían ser atribuidos al Homo sapiens, aunque aún no está del todo confirmado, serían algo más antiguos: 315.000 años. A medio camino entre esa fecha y nuestros días, se produjo el que probablemente sea el acontecimiento más importante de nuestro linaje. Es el salto de África hacia otros terruños del planeta. Hasta ahora, las evidencias más firmes situaban ese viaje a través del estrecho de Bab el-Mandeb (el actual Mar Rojo), hace unos 120.000 años. De hecho, por entonces esa franja de mar realmente no existía y lo que hoy separa a Yemen y Djibouti no era sino tierra firme.

Ese fue el primer paso de un largo viaje por Oriente que llevó a esta especie a colonizar la Tierra hasta la última punta de Australia y a dividir su camino por el resto del planeta.

Ahora, una investigación publicada en la revista «Science» por el científico Israel Hershkovitz y en la que han participado paleontólogos de todo el mundo, incluidos los miembros del equipo de Atapuerca, parece adelantar considerablemente la fecha del magno viaje. El trabajo se basa en el estudio de restos fósiles hallados hace tiempo en el yacimiento de la cueva de Misliya, en Israel. Se trata de un maxilar con dentición asociada, que podría datar de algún momento entre hace 194.000 o 170.000 años. Lo más importante: este maxilar parece pertenecer al Homo sapiens, lo que indicaría que nuestra especie ya había salido de África unos 40.000 o 50.000 años antes de lo que se pensaba. De hecho, algunos estudios genéticos han llegado a apuntar, recientemente, que la salida de África se produjo más cerca de hace 200.000 años de lo que los restos fósiles parecen indicar.

Poner una fecha al momento en el que nuestros ancestros dejaron su terruño natal es clave para entender la evolución humana. El maxilar incompleto de este nuevo hominino adulto puede ser un tesoro en ese empeño científico. Y su valor no reside sólo en que pueda ayudar a poner un hito evolutivo crucial en la línea de tiempo correcta. Ver este tipo de fósiles en lares tan alejados del origen de la especie demuestra que nuestros ancestros interactuaron durante más tiempo con otras especies arcaicas, por lo que hubo más probabilidades de que se produjeran intercambios biológicos o culturales. En otras palabras: haber viajado antes nos hizo más ricos.

Para datar la antigüedad de estos fósiles se han utilizado diferentes tecnologías científicas. Se han aplicado aparatos de microtomografía computarizada y se han extraído modelos virtuales en 3D, métodos no invasivos para analizar la anatomía interna de las piezas y compararlas con fósiles de otros yacimientos. El objetivo era encontrar rasgos sólo identificables en la especie humana moderna y, a partir de este punto, buscar otros que pudieran ser compatibles con restos de otros primos cercanos.

El fósil en cuestión es un fragmento del maxilar que conserva todas las piezas dentales, lo que ha permitido determinar, sin duda, que pertenece a un Homo sapiens. El estudio también ha concluido que el fragmento pertenecía a un humano adulto de entre 20 y 30 años.

Además, todos los datos parecen mostrar que los humanos que vivieron en la cueva de Misliya eran cazadores de especies de gran tamaño –como uros, gamos persas y gacelas–, controlaban el fuego, formaban hogares, utilizaban las plantas y tenían ya una industria lítica asociada al Paleolítico Medio, similar a la encontrada en fósiles más modernos de la región. El nuevo descubrimiento abre la puerta a una nueva historia biológica de nuestra especie, ya que obligará a buscar otras posibilidades de mezcla genética entre las poblaciones locales durante el camino migratorio de nuestros ancestros. De hecho, las trazas genéticas de ese camino se convierten ahora en un modelo mucho más abierto e interesante para la investigación futura.