Exploración científica
Margarita Salas: «La ciencia española hace milagros»
Investida doctora «honoris causa» de la Universidad Carlos III de Madrid
La bioquímica Margarita Salas, pionera en descubrir un mecanismo de duplicación de ADN con múltiples aplicaciones biotecnológicas, aboga por aumentar la financiación de la investigación básica, que es «bastante penosa», y destaca la calidad de los científicos españoles, que «hacen milagros».
Con ocasión de su investidura este jueves como doctora «honoris causa» de la Universidad Carlos III de Madrid, esta discípula de Severo Ochoa hace suyas las palabras del premio nobel de Medicina: «Una investigación básica de calidad es fundamental para un posterior desarrollo, porque de ella saldrán resultados no previsibles ‘a priori’».
Prueba de ello es que el gran hito de su carrera, un mecanismo de iniciación y control de la duplicación de ADN, que generó la patente más rentable en la historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), fue fruto de la «investigación básica» sobre el virus bacteriano Phi 29, realizada cuando ella y su marido, Eladio Viñuela, volvieron de Nueva York tras una estancia posdoctoral con Severo Ochoa, explica en una entrevista con EFE.
«Nos encontramos con que el material genético de este virus tiene una proteína que está unida a los extremos del ADN, algo que no se conocía hasta la fecha en ningún otro caso y que ha supuesto el descubrimiento del mecanismo para iniciar la duplicación», relata la científica más prestigiosa y premiada de España, que en noviembre cumplirá 80 años.
«Fue un hallazgo importante porque también sirvió como modelo para otros casos de interés sanitario y económico, como los virus de la polio, de la fiebre aftosa, y varios virus de plantas, que tienen un mecanismo similar», añade.
Descubrieron, además, que cuando el virus infecta a una bacteria, «produce la síntesis de una enzima, la ADN polimerasa, que duplica el material genético y que tenía propiedades únicas que la hacían muy distinta a otras: cuando empezaba a copiar una molécula de ADN, continuaba hasta el final sin pararse, sin disociarse», añade la asturiana, licenciada en Ciencias Químicas por la Complutense.
También era capaz de «abrir la doble hélice del ADN y tenía una alta fidelidad de copia, cometía muy pocos errores durante el proceso. Teniendo en cuenta estas propiedades, patentamos la ADN polimerasa para amplificar ADN, es decir, producir millones de copias para su posterior análisis y secuenciación», continúa.
El descubrimiento, patentado en 1989 por el CSIC, produjo «unos resultados muy importantes tanto científicos como económicos», y hasta que la propiedad de la patente expiró en 2009, a los veinte años, generó «el 50 % de todas las regalías» del CSIC, asevera.
La ingeniería genética permite hoy introducir en la proteína «los vectores adecuados» para optimizar el proceso y hacer mutaciones dirigidas, detalla Salas, quien, con modestia, rehúsa ser calificada como la Marie Curie española.
Tras señalar que la financiación de la ciencia en España «desde hace dos años es bastante penosa», recalca que «nuestros investigadores hacen milagros», generando la octava producción científica mundial con una financiación que ocupa el puesto treinta.
«Espero que la situación de penuria acabe por mejorarse», según la investigadora del Centro de Biología Molecular, una institución mixta entre el CSIC y la Autónoma de Madrid (UAM), que aspira a seguir el ejemplo de italiana Rita Levi Montalcini, «que con 100 años cumplidos iba todos los días al laboratorio», ya que «lo importante es no tener arrugas en el cerebro».
Sobre la situación de la mujer científica, recuerda que en la España de los sesenta lo pasó mal, «creían que la mujer no valía para investigar. Con Severo Ochoa, sin embargo, no me sentí discriminada para nada».
«Cuando volvimos de EE.UU., yo aún era la mujer de Eladio. Él entonces decidió iniciar un nuevo tema para dejarme trabajar de modo independiente con el Phi 29 y así demostrar mi capacidad», agrega.
«Hoy más mujeres que hombres inician sus tesis; se toman muy en serio su trabajo» y, pese a las dificultades de la maternidad y la conciliación, «se puede salir adelante; hay que mejorar las condiciones sociales, compartir más las cargas familiares. Si se hace, en un futuro no muy lejano la mujer ocupará el lugar que le corresponde».
Es partidaria de apoyar a la mujer científica, «pero no estableciendo cuotas» sino mediante otros incentivos, como los premios L’Oreal Unesco, que ella misma recibió hace años, porque «aún hacen falta».
Salas concluye la entrevista con un alegato por la investigación básica, pues «ella será la base para el desarrollo de nuestro país. Cuando empezamos nuestro estudio sobre el bacteriófago Phi 29, lo hicimos para conocerlo, con el fin de conocimiento básico».
Igualmente, en su discurso de investidura hoy en la UC3M ha parafraseado al nobel Severo Ochoa: «Hay que hacer investigación de calidad y dejar libertad al investigador. De este trabajo libre surgen los grandes descubrimientos que redundan en beneficio de la humanidad». EFE
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