Investigación científica
Tabaco contra el cáncer
Una planta modificada genéticamente fabrica compuestos útiles para la quimioterapia
Habitualmente, en los medios de comunicación, la palabra «tabaco» suele ir acompañada de la palabra «cáncer». Y con razón. La relación entre el exceso de consumo de esta sustancia y la propensión a padecer ciertas enfermedades graves está definitivamente demostrada. Tanto es así que, si no hubiera existido el hábito de fumar, algunos cánceres como el de pulmón serían enfermedades raras a punto de erradicarse. Pero eso, obviamente, no es noticia.
Lo noticioso es que una revista pueda publicar la palabra «tabaco» junto a la frase «curación del cáncer». Eso es lo que ha pasado esta semana. Según ha publicado la revista «Science», un equipo de investigadores de la Universidad de Palo Alto en California ha logrado modificar genéticamente una planta del tabaco para producir un potente agente útil en la terapia contra algunos tumores.
Vamos, pues, por partes. La manzana de mayo del Himalaya (Podophyllum hexadrum) es una planta en peligro de extinción que, como otras similares de su especie, contiene grandes cantidades de podofilotoxina. Esta sustancia se usa para producir algunas drogas. Extractos de esta planta son útiles para combatir las verrugas, eritemas y otros defectos de la piel. Pero su aplicación más espectacular es la fabricación de componentes de la quimioterapia. Cuando se replican de manera sintética, este tipo de sustancias tienen capacidad de detener la multiplicación de las células tumorales. Se utiliza en muchos tratamientos contra patologías que van desde el cáncer de piel hasta el de pulmón.
La materia prima de este fármaco puede extraerse de otras plantas, como la variante americana de la manzana de mayo del Himalaya, pero la capacidad de producción es muy limitada debido a que en el caso de la versión asiática porque el vegetal está casi extinguido, y en el caso americano porque su desarrollo y crecimiento es muy lento.
Estas plantas fabrican de manera natural podofilotoxinas cuando se sienten amenazadas. Por ejemplo, cuando son invadidas por insectos devoradores de hojas. Pero no se conoce muy bien cómo lo hacen. La realidad es que el tóxico no está siempre presente en sus hojas, solo aflora al recibir un daño externo. Pero ¿qué genes están implicados en su producción?
Para tratar de averiguarlo, el equipo de Palo Alto realizó pequeñas incisiones en hojas de la versión del Himalaya del vegetal y analizó qué nuevas proteínas afloraron en el tejido en respuesta a las heridas. Descubrieron 31 proteínas diferentes que surgieron tras las incisiones.
Una a una, estudiaron si esas proteínas formaban parte de la composición de las toxinas útiles para la quimioterapia.Con las candidatas apropiadas realizaron el último paso. Secuenciaron los genes implicados en su formación y transfirieron esos genes a una planta del tabaco (Nicotina benthania). Esta especie es un familiar de las plantas de tabaco tradicionales que tiene la capacidad de crecer muy deprisa. Por eso es muy útil para la investigación: una suerte de cobaya del mundo vegetal.
Los genes fueron transferidos a la planta del tabaco usando una bacteria como vector. La bacteria infectó a su huésped y los genes de Podophyllum se integraron en el ADN de la nicotina. De ese modo lograron que un grupo reducido de diez encimas empezase a fabricar el tóxico deseado. Es decir, habían convertido la planta del tabaco en un potente precursor de la sustancia más deseada para la quimioterapia.
El avance es de vital importancia para la industria farmacéutica porque permite ampliar sobremanera la materia prima para fabricar fármacos antitumorales y resuelve el problema de la triste extinción de la manzana del Himalaya
✕
Accede a tu cuenta para comentar