Investigación científica
Una explicación científica a las promesas de Año Nuevo
Un experimento confirma el efecto psicológico de cambiar de año, de mes o de semana, pero concluye que hay que confirmar estos buenos propósitos con compromisos concretos que sean difíciles de romper
No subestime el poder de seducción de un hecho meramente anecdótico: pasar la hoja de un calendario. De hecho, millones de personas en todo el mundo caen bajo su embrujo, lo acaban de hacer esta Nochevieja, lo hacen cada vez que pasan página con un año o una estación nueva.
Cada mes de enero, cada septiembre o cada vez que el carné de identidad entra en una nueva década nos hacemos propósitos de cambio que, muchas veces, son difíciles o incluso imposible de cumplir. ¿Por qué seguimos haciéndolo?
Una investigación de la revista científica Social Psychological and Personality Science, que recoge Scientific American, muestra que el mecanismo mental de cambiar de calendario, real o figurado, nos hace olvidar los obstáculos que puede impedir cumplir ese deseo.
En un reciente estudio, un grupo de investigadores pidió a un grupo de personas que posiblemente se someterían a una dieta que pensaran en comer sano al día siguiente. Anotaron lo que les vino a la mente y luego distribuyeron por categorías sus respuestas.
El estudio, según explica esta revista científica, se centró en determinar si cada pensamiento era sobre alcanzar sus resultados deseados o las restricciones que amenazan esos resultados. Pensamientos como “voy a tener más energía” y “quiero perder peso” entraron en la categoría de resultados. Mientras, pensamientos como “los mangos son difíciles de pelar” y “odio lavar la licuadora” entraron en la categoría de restricciones.
Para la mitad de los participantes, la encuesta solo mencionaba días de la semana, no meses, lo que implicaba que “mañana” era parte de esta semana. En esta condición, los pensamientos sobre los resultados deseados fueron compensados por la conciencia de las limitaciones. Por cada dos pensamientos sobre los resultados, los participantes anotaron casi tres pensamientos sobre las limitaciones.
Con la otra mitad de los participantes, la encuesta resaltó que “mañana” es el 1 de agosto, lo que implicaba que era parte del próximo mes. Bajo esta condición, los participantes reportaron muchas menos restricciones: por cada dos pensamientos sobre los resultados, los participantes anotaron solo 1,2 pensamientos sobre restricciones, explica Scientific American.
Efectivamente, es lo que parece: al ver el día siguiente como parte de un período separado, las preocupaciones de las personas con intenciones de ponerse a dieta desaparecieran de forma misteriosa. No estaban negando las preocupaciones. Simplemente, no venían a la mente en primer lugar.
Gracias al trabajo dirigido por Nira Liberman de la Universidad de Tel Aviv y Yaacov Trope de la Universidad de Nueva York, la psicología ya partía desde la base de que los objetivos parecen diferentes en el futuro distante y próximo.
El presente estudio tiene una explicación práctica a esta aparente contradicción: “Hace tres meses, cuando usted reservó sus vacaciones, probablemente tenía algunas nociones abstractas sobre ‘unión familiar’, ‘relajación’ o ‘aventura’. Sin embargo, la noche anterior a su partida, usted probablemente tenía algunas preocupaciones más inmediatas en mente. Preocupaciones como: ‘¿Cómo va a caber todo esto en la maleta?’ y ‘¿Podré conseguir un conductor de Uber a las 4:45 a. m.?’ La gente piensa acerca de los objetivos que están a la distancia de una forma más abstracta. Solo cuando los objetivos se acercan, la gente empieza a pensar en ellos de una forma más concreta. Nuestro estudio demostró que simplemente estar en la siguiente página del calendario puede hacer que las metas parezcan como si estuvieran más lejos”.
La investigación sugiere que el influjo de “la próxima semana”, “el próximo mes” o “el próximo año” ayuda a la gente a ponerse en marcha. De hecho, los picos de las búsquedas en Google sobre información de salud se disparan los lunes, al igual que las visitas al gimnasio aumentan a principios de mes, semana, año y otros hitos temporales importantes. Si pierde el autobús esta semana, no hay problema, otro llegará en breve, recuerdan los autores del estudio.
El reto, sin embargo, es ayudar al voluntarioso ser humano a persistir después de estos pasos iniciales. Las expectativas son altas para los nuevos períodos porque la gente no está pensando tanto sobre las restricciones próximas, pero a la larga el interés decae si no se han planeado adecuadamente los obstáculos a los que deberán enfrentarse.
Por ello, hay que hacer compromisos reales y difíciles de romper que, además, incluyan sus limitaciones.
“No solo decida comer más saludable, inscríbase en una cooperativa de cocina. No solo prometa ir al gimnasio más, inscríbase en una serie de clases pre pagadas que se ajusten a su horario. No solo jure no revisar el correo electrónico en la cama, consiga un enrutador que bloquee su Wi-Fi después de un tiempo determinado. Y si falla, no se preocupe por 2018 todavía. En su lugar, apunte al lunes que sigue”, concluye el estudio.
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