Sociedad

“Como feminista, mis convicciones no las subasto”

Así lo afirma Rita Pinci, coordinadora del suplemento femenino de «L’Osservatore Romano» en una entrevista para LA RAZÓN. “Mi contribución a la línea editorial será aportar la voz de todas las mujeres”, asegura.

Rita Pinci, coordinadora del suplemento femenino de «L’Osservatore Romano»
Rita Pinci, coordinadora del suplemento femenino de «L’Osservatore Romano»larazon

Así lo afirma Rita Pinci, coordinadora del suplemento femenino de «L’Osservatore Romano» en una entrevista para LA RAZÓN. “Mi contribución a la línea editorial será aportar la voz de todas las mujeres”, asegura.

Rita Pinci lleva una semana pegada al teléfono móvil. Por una vez es ella la solicitada para responder ante una grabadora y no quien persigue al entrevistado. Dice que acepta la cita porque a sus 63 años y con una carrera como reportera a su espalda conoce las exigencias de la actualidad. Pide agua y algo ligero de comer, no le sobra el tiempo. El pasado martes fue nombrada nueva responsable de «Donne, Chiesa, Mondo» (Mujeres, Iglesia, Mundo), el suplemento femenino del «Osservatore Romano». La decisión llega tras la salida de su fundadora, la historiadora Lucetta Scaraffia, quien después de siete años al frente renunció a continuar al frente, al asegurar que habían intentado silenciar su trabajo.

«Donne, Chiesa, Mondo» ha denunciado en los últimos tiempos las condiciones laborales de monjas al servicio de altos miembros de la jerarquía eclesiástica y los abusos sexuales que han sufrido mujeres consagradas en el seno de la Iglesia. Pinci afirma que estos temas seguirán estando presentes y alaba el papel de Lucetta Scaraffia, a la que define como una «mente brillante». La nueva responsable del suplemento femenino del periódico vaticano no es tanto una pensadora como su sucesora, sino una periodista con una amplia trayectoria. Compatibilizará su cargo con la televisión «TV2000» –propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana–, a la que había llegado después de trabajar en los periódicos «Il Messaggero», «La Stampa» o el «Huffington Post Italia», entre otros.

–¿Veremos una publicación más ligada a la actualidad?

–«Donne, Chiesa, Mondo» es un gran periódico, sostenido por una línea editorial ya existente. Se continuará sobre esa línea, no es que comencemos de nuevo. Yo nací como cronista. He trabajado 20 años en un diario y después 10 como responsable de semanarios. Aquí no venimos a hacer crónicas diarias. Es una revista mensual, que se ocupa de temas en profundidad y de reflexión.

–¿Tiene ya una idea clara de lo que quiere hacer?

–Se trata de una experiencia distinta, nueva. No se trata de lo que quiero hacer yo, sino de lo que haremos juntas. No existe una directora. A mí me han nombrado miembro de un comité de dirección, compuesto por diez personas. Por mi trayectoria y capacidades tengo el rol de coordinación, pero es como si fuésemos diez directoras. Lo más bonito es que trabajaremos en una jerarquía horizontal, no vertical. Y si lo logramos será revolucionaria.

–En ese comité hay teólogas, académicas, pensadoras... ¿Cómo será la conjunción entre ellas, las mujeres que aportan una parte más reflexiva, y las periodistas?

–El comité tiene además novedades religiosas: está Shahrzad Houshmand Zadeh, una teóloga musulmana o Amy-Jill Levine, una escritora que se define como una «feminista judía-americana». La parte del diálogo interreligioso también estará presente. El comité permanecerá en el tiempo, pero me gusta decir que somos un primer núcleo sinodal, en camino.

–La salida de Lucetta Scaraffia de la publicación fue polémica. ¿Cómo se conseguirá cerrar esa división?

–Considero que Lucetta Scaraffia es una mente privilegiada. Es una gran estudiosa y una gran figura, que creó este suplemento. A mí me llamaron tiempo después. Leí su impresión y la del director del «Osservatore Romano», Andrea Monda, pero no hago juicios de valor. Considero que este encargo me llegaba en un momento justo de mi vida. Ahora miro al futuro y preparo el próximo número que debe salir a mediados de mayo.

–Hubo mujeres de la Iglesia, víctimas de abusos, que se mostraron muy decepcionadas por la renuncia de quien había denunciado estos casos.

–¿Cree que este tema no es lo suficientemente importante como para que no se hable más de ello? Yo siempre he trabajado sin miedo a nadie ni a ningún tema. Si un argumento es tratado con corrección, creo que no hay límites en cuanto a las historias que se pueden tratar. Mi contribución a la línea editorial será aportar la voz de todas las mujeres. No es una frase hecha, no es porque sea feminista. Tenemos que contar lo que sucede en la Iglesia desde el punto de vista de las mujeres y si ellas cuentan que han existido abusos, nosotras lo escucharemos y lo contaremos.

–¿Se considera feminista?

–Lo he sido y lo soy.

–¿Cuál es su idea del feminismo? El Papa habla a menudo del papel de la mujer como madre y esposa.

–El Papa dice que la Iglesia es mujer y para mí esto lo dice todo. Creo que estamos ante un Papa valiente. No digo que todo es perfecto, hay problemas que resolver. Es verdad, la Iglesia, tal y como está organizada actualmente, se rige por estructuras jerárquicas masculinas. Esto no lo escondemos. La mujer es esposa y madre, como el hombre es padre y esposo.

–Sin embargo, esto no se remarca nunca, ni dentro ni fuera de la Iglesia...

–Lo dicen las feministas, que los hombres se deben ocupar de la familia.

–En Italia las feministas salieron en la década de los años 70 a reivindicar el derecho al aborto y el divorcio. ¿Cuál era su rol?

–Yo me adherí al movimiento feminista entonces y aún soy parte. Se afrontaron dos cuestiones: los derechos civiles y la esfera personal. Mi colectivo se ocupaba de luchar para que las amas de casa tuvieran un salario, porque creo que la independencia económica para una mujer es fundamental. El aborto o el divorcio creo que pertenecen al campo de la moral, de la ética religiosa y yo mis convicciones religiosas no las subasto.

–¿Cuál será entonces el gran tema del que se ocupará «Donne, Chiesa, Mondo»?

–Desde el primer número, la revista se ha ocupado de las condiciones femeninas, como la procreación, el acceso a la cultura y su emancipación. Y esto todavía es válido. Insistiremos en el reconocimiento de la aportación de las mujeres a la Iglesia. Hay un poder de las mujeres dentro de la Iglesia que tiene menos reconocimiento y esto se debe mejorar. Ya lo ha dicho Francisco. De hecho, cuando tienes un Papa así de tu parte, todo es mucho más fácil. No se trata sólo de puestos, sino que cuando se reconozcan como es debido las competencias de cada cual, se asignarán a los mejores, ya sean hombres o mujeres.

–¿Y cómo se expresa todo esto desde un periódico?

–Haciendo hablar a todos. Si haces hablar a todos, estás construyendo un puente. Naturalmente, para no hacer una torre de babel, hará falta un lenguaje común. Esto incluye a los jóvenes, las redes sociales... Es necesario que hablen todos los implicados y sobre todos los temas posibles.