Madrid
«Como no abortes te encierro y mato a tu novio»
Una menor denuncia a su padre por obligarla a interrumpir su embarazo
Una menor denuncia a su padre por obligarla a interrumpir su embarazo. «Mi padre aún no lo sabe», explica. Vive en un pueblo a las afueras de Madrid y, por miedo a encontrarse con su progenitor, busca un sitio alejado para contar su historia.
Se siente engañada. Su propia familia, su padre le ha mentido sin contemplaciones y ella ha decidido denunciarle «por un presunto delito de inducción al aborto», como se expone en el documento que la menor presentó en los juzgados de Plaza Castilla el pasado jueves, junto a su abogado. «Mi padre aún no lo sabe», explica. Vive en un pueblo a las afueras de Madrid y, por miedo a encontrarse con su progenitor, busca un sitio alejado para contar su historia. Le acompaña Rubén. Es su novio desde hace siete meses. Se conocieron en una parada de autobús y desde entonces no se separan. Él viaja cada día una hora en autobús para quedar con ella, «en nuestro callejón», alejados de la casa de ella. Él es mayor de edad, tiene 19 años. «Al principio le dijimos a su padre que tenía 17 y la cosa iba bien, pero cuando se enteró de que era mayor empezó a perseguirme. No quería que saliera con su hija». Así empezaron a verse a escondidas, aunque el padre de la menor sabía perfectamente que se veían. Ella es hija única y no ha tenido una vida fácil. «Mis padres se separaron hace varios años» y al principio vivía con su madre. Ella tenía su custodia, pero las cosas se complicaron. «Empezó a beber, a tomar drogas, y no me trataba muy bien». No quiere dar detalles de esos años. «La pegaba», apostilla su novio. Desde que se instaló con su padre, Luca, no ha vuelto a verla. No tiene una figura materna con la que hablar. «Mi padre tiene novia, pero no tenemos relación», insiste.
A finales de julio, en pleno verano, la chica se quedó embarazada, aunque ella no lo supo hasta hace un mes. «Al principio pensé que sólo era un retraso, pero Rubén me trajo una prueba un día y dió positivo. La repetimos y se confirmó». Ella no se atrevía a decirle la verdad a su padre. «No sabía cómo podría reaccionar». Tardó diez días en conseguir el coraje para contárselo. Él, como relata en la denuncia, «se puso muy nervioso y agresivo. Como no abortes te encierro y mato a tu novio». Pero ella lo tenía claro: «Yo quería ser madre, seguir adelante con mi embarazo, pero mi padre se pone muy agresivo cuando se enfada». Es más, los jóvenes ya habían decidido el nombre del bebé. «Queríamos que se llamara Irache». Días después de conocer la noticia, Luca, como apunta su hija, la llevó a ver a una trabajadora social. «Él tenía muy claro que si o si yo abortaba y ella ni si quiera me preguntó qué quería hacer. Le dio a mi padre la dirección de la clínica de abortos». Las súplicas de la hija por seguir adelante no hicieron mella en él y, «mediante amenazas y violencia me metió en su coche cinco días más tarde». En la clínica le hicieron la ecografía que confirmó su estado: estaba de 12 semanas. Sólo cuatro días más tarde, las presiones de su progenitor la llevaron de nuevo a la misma clínica. «Yo no quise firmar el consentimiento para el aborto y como me vieron firme, el ginecólogo me dijo que a mi edad el feto no estaba bien desarrollado y en ese momento me vi obligada y firmé», recuerda.
La intervención fue bien y «en una hora estaba fuera». Días después de perder a su bebé, el padre de un amigo suyo que es abogado le insistió: «Mi padre me había engañado, no era posible que con sólo 12 semanas supieran si el niño venía bien o mal porque aún se está formando». Este engaño es el que marcó su decisión de denunciarle. «Él aún no lo sabe, pero supongo que le llamarán a declarar a lo largo del fin de semana». Por eso ella tiene miedo, «me ha dicho mi abogado que va a pedir una orden de protección». Su novio también vive asustado: «Me siento amenazado por su padre», afirma. Por eso, no dudan de que la joven se instale en casa de Rubén, con su familia mientras sigue con sus estudios. Está en 3ºde la ESO y aun le quedan varios años. «Al terminar me gustaría estudiar hostelería para ser gerente de hotel». Y añade mirando a su novio: «Y tener cuatro hijos...».
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