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David del Cura: «Una imagen y mil palabras serían la noticia perfecta»

Desde septiembre presenta «La brújula» en Onda Cero y durante el mes de abril expuso en el Teatro Zorrilla de Valladolid «Los cuadernos de la Moncloa».

David del Cura
David del Curalarazon

Desde septiembre presenta «La brújula» en Onda Cero y durante el mes de abril expuso en el Teatro Zorrilla de Valladolid «Los cuadernos de la Moncloa».

R econoce que contar noticias y comentar la actualidad durante cuatro horas todos los días delante de un micrófono es su hábitat natural y donde más seguro y cómodo se siente. Sin embargo, detrás de este periodista se esconde un artista que lo mismo toca la flauta travesera que coge unas tijeras, pegamento, tinta china y, con la ayuda de unos recortes de periódicos, hace un «collage» sobre los acontecimientos que ocurren a nivel mundial como una forma de «desahogo vital» y de «ir dejando huella de lo que pasa», como durante tres años y medio hizo los jueves, después de preparar el Consejo de Ministros. David del Cura (Aranda de Duero, Burgos, 1973) pinta desde siempre y en sus ratos libres lo sigue haciendo, aunque también reconoce que en la radio queda muy poco tiempo para recortar y hacer composiciones.

–¿Qué son «Los cuadernos de la Moncloa»?

–Son esencialmente las obras que hacía cuando trabaja allí para que no se me olvidara lo que estaba viviendo. Entonces, en vez de escribirlo, porque soy bastante perezoso, decidí ir recortando y pegando artículos y cosas relacionadas con estos acontecimientos, y como tenía mucho material de papelería, junto a mis tintas chinas y mis acuarelas, decidí ir dejando testimonio de todo lo que iba pasando por allí. Y, al final, al irme de La Moncloa descubrí que tenía unos once cuadernos llenos de «collages» y algunos con dibujos y me dije: «Madre mía qué cosa más sorprendente».

–¿En qué momento decide exponer?

–Esta muestra es una completa casualidad, como tantas otras de la vida. Fui a dar una charla a un colegio mayor en Valladolid de la caducidad de la información y un compañero periodista, Eduardo Álvarez, me dijo que podría desarrollar más ese tema. Entonces le comenté que tenía unos «collages» que precisamente luchaban contra eso y él se encargó de montar la exposición en el Teatro Zorilla.

–En los tres años y medio que estuvo en La Moncloa, ¿quedaba mucho tiempo libre para pintar?

–En realidad, no, pero la ejecución de cada obra lleva sólo diez minutos, más el proceso creativo previo y hacer los recortes. La mayoría están hechos el jueves por la noche a eso de las 01:30 horas, cuando terminaba toda la preparación del Consejo de Ministros. Y era en la soledad del edificio de vicepresidencia cuando no quedábamos más que los policías con los perros, los pájaros y yo, cuando me ponía a hacerlos. En Moncloa las jornadas laborales podrían alargarse hasta 12 o 14 horas y aprovechaba algún rato libre para pintar y hacer los «collages».

–¿En la radio da tiempo a dibujar?

- En la radio menos aún porque tengo el tiempo justo para ir haciendo lo que preciso. Además, esto era una necesidad vital de ir dejando testimonio de lo que pasaba, es decir, si el Rey abdica, muere Suárez o hay unos atentados, lo plasmaba. Ahora es diferente porque tengo la oportunidad de contarlo todas las noches en «La brújula».

–¿Cree que debe «dibujar» las noticias para contarlas mejor?

–Por supuesto que sí. Al final, los viñetistas y los fotógrafos son los que verdaderamente dan la perspectiva. Una imagen te sitúa ante ella, aunque no sea la noticia completa y no sé si vale más que mil palabras. Una imagen y mil palabras serían la noticia perfecta.

–¿Se pierden detalles al escribir que al dibujarlos sí se plasman?

–Quizá. Lo que ocurre es que al dibujar puede que pierdas la atención a los detalles y un poco la esencia de las cosas. Estas pequeñas obras son más anecdóticas, es un recordatorio de las noticias importantes pero sin ningún afán informativo.

–¿Qué es lo que cuenta en esta exposición?

–Hay muchas más obras de las que están allí. Son sucesos importantes, como la inmigración o los atentados, pero también que me han llamado la atención, que los recuerdos musicales no se pierden con el alhzéimer y otras más anecdóticas, como cuando Antonio López finalizó el cuadro de la Familia Real.

–¿Cómo fue la inauguración de la muestra, a la que acudió Soraya Sáenz de Santamaría?

–El primer día fue un «pelotazo» y por ahora creo que va bastante bien, ya que la gente del teatro me dice que está yendo mucha gente. Yo intentaré visitarla todos los fines de semana para dar también reporte a la gente que va a verlo. Soraya no tenía mucha constancia de lo que había hecho y se sorprendió mucho de la exposición. Asombrosamente reconoció que le había gustado, y creo que eso es muy buena señal.

–¿Qué significa para usted el arte?

–En general, toda manifestación artística me parece una necesidad vital, ya sea pintar, recortar, tocar la flauta o escribir. Es necesario porque es lo que hace al hombre serlo. Sin embargo, entre el arte o el periodismo no sabría qué escoger. Cada uno, en su justa medida, me dan satisfacciones. Yo soy bastante vitalista y disfruto de ambos.