Televisión

«En España siempre vemos el lado negativo»

ADRIANA OZORES / protagonista de «Gran hotel»

Adriana Ozores , actriz .
Adriana Ozores , actriz .larazon

Lleva bordado en su genética el sello de la comedia, aunque, muestra de su peculiar poderío –tan dulce como arrollador– es que tan sólo dos años después de debutar en el papel de villana de «Gran Hotel» ha conseguido destronar a la mismísima «Isabel» al hacerse con el Premio Iris a la Mejor Actriz, que concede la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. Adriana, así, a secas, se ha ganado a pulso un lugar de honor en el fulgurante plantel de estrellas catódicas, pero sigue sosteniendo que todavía le debe mucho a los Ozores, a esa genuina estirpe de la que asegura haber aprendido a amar una profesión llena de luces y sombras.

–Paradojas de la ficción: le ha arrebatado usted el premio a quien fuera su hija en «Los hombres de Paco», Michelle Jenner. ¿Ha sido especialmente duro?

–Sí, porque la quiero muchísimo, es mi niña y se merece lo mejor. Se trata de una actriz de altura, con un gran talento y un gran corazón.

–También tiene un Goya por «La hora de los valientes». ¿Es de las que le da importancia a los premios?

–Éste me ha hecho mucha ilusión. En el cine, el trabajo que has realizado está más lejano en el tiempo y, aquí, estábamos rodando la mañana de la entrega del premio. Tiene un aspecto más cálido, porque sientes a tus compañeros, que son tu familia, más cerca.

–Su serie se ha quedado otra vez a las puertas de ser la Mejor Ficción, ¿es dura la competencia?

–Sí, «Isabel», la ganadora, es buenísima, pero no mejor que «Gran Hotel», están a la misma altura.

–¿Qué tiene para que todos los actores quieran hospedarse allí?

–Calidad. De directores, de guiones... Además, no siempre tienes la suerte de poder trabajar con Concha Velasco o Lluís Homar. Y la serie gusta en otros países también, no es sólo algo nuestro.

–La ficción española se está volviendo muy competitiva fuera...

–Exportamos series que son de mucha calidad, es normal que gusten. «Gran Hotel» está compitiendo con «Downton Abbey» y a los británicos les hace gracia que se parezca, pero con ese toque más racial.

–Doña Teresa, su personaje en la serie de Antena 3, parece tener taras en las cuestiones del corazón. ¿Se enamorará alguna vez?

–Va a haber sorpresas bonitas... ¡Y hasta aquí puedo leer!

–¿Pero es que posee alguna virtud este personaje capaz de sacrificar la felicidad de sus hijos por conservar su estatus?

–Es una mujer que no se ha arredrado ante nada ni nadie. Es valiente y combativa. Aunque tiene cualidades espantosas, también posee otras positivas.

–Doña Teresa le ha descubierto que entre Blancanieves y la madrastra, siempre resulta más sugerente la segunda...

–Sin dudarlo. Es muy lindo ver la candidez de Blancanieves, pero también hay un reconocimiento de cada uno de nosotros en esa parte más oscura. Poder interpretar a una mala es muy aleccionador: te da más conocimiento de ti mismo y de los demás.

–Usted, que lleva en su estirpe la vis cómica, y al final siempre parece más fácil de premiar el drama...

–Eso es histórico, no se sabe por qué. Se le da más peso, pero no es más difícil. A mí por ejemplo me resulta más complicado el drama, pero también me he encontrado con actores a los que les cuesta mucho la comedia. Y yo he crecido con ella, son varias generaciones las que tengo detrás...

–Aunque a estas alturas de su carrera, ¿no cree que Adriana ya ha eclipsado al apellido Ozores?

–No para mí, porque les debo todo. Me han enseñado mucho del viaje a ninguna parte que es esta profesión, y se lo agradezco infinito porque te da otra perspectiva del trabajo: de lo duro que es estar arriba y abajo, de que no es un «sprint», sino de largo recorrido, y de que es una carrera que construyes a veces más con «noes» que con «síes».

–¿Cuesta rechazar un proyecto?

–Decir «no» es el vértigo, es pensar «igual no me llaman nunca más», una sensación desagradable y de miedo. Pero decir sí a todo entraña más peligro, porque no estás dirigiendo tú tu carrera.

–Ha sido una superviviente todoterreno y no ha tenido prejuicios en hacer cine y televisión. Ahora hay un trasvase a la pequeña pantalla, incluso en Hollywood.

–Está pasando en todo el mundo, es lógico. La gente ha cambiado su manera de ver la ficción, pero le sigue divirtiendo que le cuenten historias, sólo cambia el cómo.

–Pero a nosotros nos obsesiona más la salud de nuestro cine, ¿somos los españoles especialmente agonías en ese sentido?

–Somos un país que , culturalmente, estamos siempre mirando el lado negativo, en América, sin embargo, están acostumbrados a tener autoempuje. Hay que ser conscientes de que podemos cambiar las cosas, pero es imposible que sean como antes.