Grupos
José Mota: «Nos reímos de las miserias propias vistas en el de enfrente»
Será el encargado de hacernos reír en Fin de Año en TVE con el especial «Un país de cuento»
Su carácter reflexivo y su mirada limpia nos indican que estamos ante una gran filósofo de la vida. No contento con hacernos reír con su especial de Nochevieja de mañana en TVE, también se entrega en cuerpo y alma a proyectos solidarios, como la Asociación Madrileña de Ayuda a la Infancia (Amaif). Y cuando tiene un minuto libre se pone los pantalones cortos, como para participar en el partido de artistas vs toreros. Su respuesta es que «no te puedes negar; al contrario, lo tienes que hacer con alegría».
–¿Por qué eligió participar en el proyecto de Amaif?
–Siempre he pensado que los héroes de verdad caminan descalzos por el pasillo de la vida y no se les oye. Pero si pones un poquito de atención puedes escuchar cómo vienen, ayudando a los demás sin ser vistos casi por nadie y haciendo una labor maravillosa. El doctor Rico y muchos de sus compañeros son algunos de ellos. Hablo de él y de un montón de gente que está ayudando en el voluntariado y que hacen una labor impagable en la sociedad y devuelven la fe en el género humano de tantas atrocidades que somos capaces de cometer tantas equivocaciones.
–¿Y su relación con el doctor Rico?
–Lo conozco hace veintitantos años, de cuando empezamos Juan (Muñoz) y yo. Debía ser el año 89 ó 90. Tenía una clínica en la calle Montera y el mánager que nos llevaba entonces nos lo indicó para algún reconocimiento médico e hicimos amistad. Unos años atrás me propuso la posibilidad de formar parte de la imagen de Amaif. En este caso es para construir pozos en Burkina Faso. «Agua vida» se llama el proyecto. Estamos abriendo escuelas, creando huertos y llevándoles el agua potable. Parece una cosa sencilla, pero es básica para la vida.
–Este no es el primer proyecto solidario en el que se embarca...
–Ni será el último. La gente que podemos tender una mano tenemos la obligación moral de ayudar a los demás. No hacerlo sería un acto de egoísmo extremo. La vida se compone no sólo de las cosas que te repercuten a ti de manera directa, de acción–reacción hacia ti, sino también de lo que afecta a los demás. No hay nada más satisfactorio que hacer el bien por los demás porque te es devuelto y con creces. No entiendo la vida de otra manera.
–¿Qué podemos esperar del especial de Nochevieja?
–Estoy muy feliz porque me apetecía mucho hacerlo. Lleva el título de «España, un país de cuento». ¿Por qué ese mundo? Porque es un envoltorio que me ha permitido endulzar un poco en parte la negrura del entorno. Me ha permitido contar cosas menos agradables que han ocurrido este año.
–¿Qué destaca José Mota de este 2014 que termina?
–Sigo poniendo por encima de cualquier cosa la lacra del desempleo. Me parece que es el número uno en cuanto a cómo afecta a la gente de manera directa: el no poder tener el medio de llevar a casa un sueldo digno cada mes y no realizarte como profesional y así como persona. Ojalá pueda ser el comienzo del final de esta mierda llamada crisis que a tantos está destrozando y haciendo daño. Luego hay historias como la corrupción. Tengo la sensación de que se ha tirado de la manta y esto sanea la democracia.
–El programa tiene un punto culminante en un «flashmob» –baile grupal–. ¿Cómo fue?
–Estoy encantado. Estuve eligiendo lo más pintón. Llegaron a asistir unas 400 personas. Lo vi en la película «Amanece en Edimburgo», que ha pasado inadvertida pero es preciosa. Va sobre las canciones de The Proclaimers. Narra vidas paralelas de diferentes parejas de distintas edades, y termina con un «flashmob» que me inspiró.
–¿Tiene letra?
–La hemos hecho sobre la de «500 millas». Viene a decir cómo de cada cosa mala que nos ocurra en la vida se extrae una pequeña parte buena: «Voy a soltar quinientas risas y luego quinientas más para ver el lado positivo detrás de cualquier adversidad». Es el estribillo. «Si me atraca un delincuente aprovecho y me hago un ‘‘selfie’’ junto a él». Me parecía necesario terminar el especial con un mensaje de optimismo.
–No estará solo en el programa...
–En eso tiene mucho que ver la gestión de Richie Catellanos, ante la que me quito el sombrero. Ha venido gente muy profesional, de muchísima altura. Son 33 artistas que han tenido la generosidad de venir a hacer algo conmigo en el programa y prestarme su tiempo. Es un lujo, a cada cual más artista: Roberto Álamo, Sergio Peris-Mencheta, Javier Gutiérrez, Fernando Tejero, Tomatito, Ketama... Todos son números uno en los suyo.
–¿Queda algo más que decir sobre su relación con Telecinco?
–Lo aclaré el otro día durante la presentación de la gala y lo digo con total sinceridad: mi relación con Telecinco y Paolo Vasile es extraordinaria. El comportamiento conmigo siempre ha sido caballeroso y el recuerdo que tengo de él así es. Ha sido un periodo de mucho aprendizaje, el estar entre semana peleando por los espectadores te hace crecer como artista y más resistente a los impactos de la audiencia.
–¿Qué personaje de los que interpreta le produce más satisfacción?
–Ahora, quizá me ocupa más mi tiempo la creación de personajes propios o «sketches» neutros en los que yo esté incluido. Me interesa más eso. En el especial hay parodias porque hacemos el repaso televisivo, político y social de lo más destacado de lo que ha ocurrido.
–¿Qué tal viajando con Calleja?
–Lo pasé muy bien y muy mal. Eso de dormir encima del mar en tienda de campaña después de haber visto «La edad de hielo», una ardilla rara cogiendo una bellota y que se raje el hielo... Pensé que si tengo una mala tos se me abre el océano y te mueres «pa siempre», como yo digo. Pasamos miedo revuelto con aventura y con impacto. Tienes la sensación de estar en otro planeta, en un sitio puro, no contaminado por el hombre.
–¿Alguna vez han imitado a José Mota?
–El actor Jaime Ordóñez que trabaja con nosotros me parodia cuando no estoy bajo ningún personaje y me hace mucha gracia.
–¿Por qué la gallina cruzó la carretera?
–Por curiosidad. Quizá sea porque tiene la necesidad de sentirse viva. Hay peligro, la vida es vivir; cada día estamos en eso en la carretera, puede cruzar un coche y, de manera literal, atropellarnos, pero necesitamos caminar y movernos.
–¿Cómo quiere ser recordado?
–En cuanto abandonamos la niñez empezamos a contaminarnos. El entorno se empeña en recordarte que eres adulto. No te deja estar en la burbuja, que, en parte, y bien entendido ésto, no debiéramos abandonar, la felicidad y la inocencia del disfrute del aquí y del ahora . Carpe Diem, es lo que funciona cuando somos niños. Tampoco es que me obsesione el trascender: sólo quiero que digan: «Era buen tío».
–¿De qué se ríe José Mota?
–Lo hacemos de las ruindades y miserias propias vistas en el de enfrente.
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