Televisión
Secretos y mentiras en la Guerra Fría
Los espías de la KGB infiltrados en EE UU vuelven a Fox el domingo con una tercera temporada
Algunos siguen pensando que el principal problema de «The Americans» para conquistar a la audiencia era exógeno y respondía a un nombre: «Homeland», la serie que se estrenó en 2011, dos años antes de la producción cuya tercera entrega estrena FOX este domingo a partir de las 23:45 horas en su versión dual. Ambas comparten género, el drama político, y ahí se acaban las comparaciones porque «The Americans» es un drama de época más sórdido, y también más sombrío, que se remonta a la Guerra Fría de los 80, una década plagada de tensiones por el desencuentro entre EE UU y la URSS.
Austeridad y rigor
Con una austeridad en la forma encomiable, los protagonistas (los Jennings) son dos espías soviéticos que han vivido los últimos quince años de su vida en las afueras de Washington, como si fuesen una familia estadounidense, aunque están enmarañados en un bucle perpetuo de secretos y mentiras. Por ejemplo, el hecho de que sus dos hijos desconozcan la auténtica identidad de sus supuestos progenitores. La insatisfacción existencial también hace mella en su vida y en su trabajo, ya que empiezan a cuestionarse si el modelo capitalista de Estados Unidos es tan perverso para el ser humano como les contaban en Moscú.
En el final de la segunda temporada dejamos a los personajes en una encrucijada emocional de alto voltaje: Philip (interpretado por Mattew Rhys) y Elizabeth (Keri Russell –¡hay que ver cómo ha mejorado como actriz desde su intervención en «Felicity»!– están en conflicto ya que la KGB les advirtió de una posibilidad que se antoja cierta: se está valorando que su hija Paige (Holly Taylor), pase a engrosar la nómina de agentes secretos. La posibilidad de que viva la misma esquizofrenia ideológica que ellos les distancia, por lo que el conflicto moral se pone encima de la mesa.
Pero «The Americans» no es una serie que se acomode con una única trama. Siempre planea, y así será en la tercera temporada, que el matrimonio Jennings sea descubierto por el FBI, que hace tiempo le sigue los pasos. Además tendrán que hacer piruetas mentales para lidiar con el conflicto de la guerra de Afganistán. Éste enfrentó una vez más de manera indirecta a la URSS y a EE UU ya que la potencia comunista apoyaba a las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán contra los insurgentes muyaidines, apoyados por los estadounidenses.
Con una cuarta temporada ya confirmada por el canal FX, la serie ha sido metida por el American Film Institute (AFI) en la lista de 2014 que incluye una de las mejores series de la televisión actual, a la altura de «Juego de Tronos», «Orange is the New Black», «Mad Men» y «Fargo», entre otras. Este prestigio por parte de la crítica y los profesionales del medio, sin embargo, no ha cuajado entre la audiencia. La segunda temporada sólo contó con un millón de espectadores en directo y 4,2 en términos de audiencia acumulada al emitirse en varias plataformas. Es una lástima porque es una serie que no puede estar mejor avalada. Para dar credibilidad a la historia ahí está el guionista Joe Weisberg, ex agente de la CIA, que también se ha basado en las notas del libro del agente del KGB Vasili Mitrojin. ¿Alguien da más?
Un fichaje estrella: el inquietante Frank Langella
Sea por azar, o no, a la tercera temporada de «The Americans» se une Frank Langella. Después de encarnar a Nixon en la cinta «Frost contra Nixon», ahora interpreta a Gabriel, el antiguo responsable de los movimientos de los espías de la KGB infiltrados en EE UU. Langella es el prototipo de segundario que nunca desentona. Su primer trabajo digno de mención en el cine fue en «Drácula» (1970).
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