Turquía
Turquía, la primera cárcel de periodistas del mundo
Reporteros sin Fronteras presentó ayer su informe anual
La libertad de información es un bien preciado en muchos países. Los gobiernos, el terrorismo y el crimen organizado, ven a los periodistas como bultos sospechosos a los que hay que erradicar del mapa. La gama de vulneración de sus derechos civiles es amplia: desde el asesinato al secuestro y la prisión, pasando por silenciar los medios de comunicación en los que trabajan. Reporteros sin Fronteras presentó ayer el informe anual 2016 y los datos no invitan al optimismo; al contrario, ya que la profesión está inmersa en un bucle de violencia que parece no tener fin, con la irrupción de Turquía como uno de los países en los que se ejerce la represión informativa con más determinación. También se destaca la regresión de la libertad de Prensa en Europa.
El pasado año fueron asesinados 75 personas entre periodistas, internautas y colaboradores. La cifra de encarcelados fue superior: 348 en las tres categorías. El número de damnificados ha sido menor que en 2015, pero no porque haya una mayor concienciación. La razón es más prosaica: «En los países en guerra, los periodistas no están prácticamente sobre el terreno», aseguró Malen Aznárez, la presidenta en España de Reporteros sin Fronteras.
Caza de brujas
Este año, Turquía ha subido muchos escalones. De facto es una democracia, pero desde el fallido golpe de Estado en julio, su presidente Erdogan ató en corto a los periodistas y generó una implacable caza de brujas. Tras la proclamación del Estado de Emergencia, el 27 de julio, se cerraron y neutralizaron 102 medios de comunicación críticos con el Gobierno, 45 periódicos, 16 canales de televisión, 23 emisoras de radio, 3 agencias de noticias y 15 revistas. A finales de año, más de cien informadores estaban en prisión, convirtiéndose en la mayor cárcel del mundo por detrás de China, Siria, Egipto e Irán. El país dirigido por El Assad en medio del caos repite como la nación más peligrosa con 19 crímenes y 16 secuestrados, ya sea por las acciones de los terroristas del Estado Islámico o por la represión del presidente sirio. En este tétrico ranking le siguen Afganistán, Irak, Irán, Bahrein, Arabia Saudí, Egipto y Yemen.
Iberoamérica es un territorio sin ley para los informadores, aunque las causas sean distintas, ya que lo que impera es la corrupción gubernamental y los tentáculos del crimen organizado. Si en México hubo 13 crímenes, en los últimos 5 años en Honduras se han registrado más de 60 asesinatos. Milthon Robles salió del país en diciembre del año pasado, tras sufrir varios atentados y un secuestro. «Muchos consideran las Maras y pandillas como casos de delincuencia común y es un error», declaró Robles. Sin embargo, él sabe que forman parte del crimen organizado en el que estos chicos son simples peones de estamentos militares y policiales. «En mi programa ‘‘Centro informativo’’ informé sobre el impuesto de guerra, una extorsión que se aplica a los pequeños comercios y el sector del transporte público, en el que las distintas organizaciones reciben unos 2 millones y medio al año», comenta no sin avisar de que Honduras, por su situación geográfica, es un polvorín.
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