Caso Bretón
Con coraje frente al «monstruo»
Bajo la apariencia de una personalidad frágil, se esconde la fuerza de una mujer coraje que lucha a muerte contra la desgracia de una vida destruida por un psicópata enfermizo que jamás merecería el honor de llamarse padre. Aunque la realidad muestre una afectación de Ruth por la situación traumática de no volver a ver, abrazar y besar a sus hijos, el escarbar en una herida sin cicatrizar es una vuelta al comienzo de angustia, desazón, inestabilidad física y psíquica, ilusiones rotas. La tendencia a huir del lugar o de la persona que nos causó un daño indescriptible con palabras explica el mecanismo de defensa subconsciente manifestado en la decisión de Ruth de no ver directamente al monstruo Bretón. Debería a su vez ir acompañada de una persona familiar o amiga que le dé fuerza y seguridad. Quizás sufrirá alguna bajada de tensión, desmayo, crisis de angustia. Querrá no ir, dudará, pero tomará la fotografía de Ruth y José entre sus manos y se lanzará a la plaza sin miedo, con la seguridad de que ése es su propio papel y su lugar. Pensará a menudo por qué no habrá roto anteriormente una relación anómala y venenosa que poco a poco mató y aniquiló todo su ser y su vida. Pero sabrá que en algún lugar muy cerca de su corazón Ruth y José le dirán: «Gracias mamá».
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