Medio Ambiente
Cuando Yara encontró a Gracia
La primera es una perrita de un año que fue abandonada en la puerta de la protectora Carea, donde la encontró su nueva dueña, Gracia
La primera es una perrita de un año que fue abandonada en la puerta de la protectora Carea, donde la encontró su nueva dueña, Gracia
En esta época del año, los regalos son la guinda del pastel. Un perro o un gato suelen ser el número uno de la lista dirigida a los Magos de Oriente por parte de muchos pequeños. Muchas veces sus padres aceptan que el día 6 de enero bajo el árbol de Navidad se halle una gran caja con un ser peludo dentro que proviene de Oriente y que cuando el pequeño la abra gritará de alegría. Pero, ¿realmente toda la familia quiere un animal en casa? Preguntas como esta son las razones por las que el informe realizado por el Ministerio de Medio Ambiente afirma que el abandono de mascotas ha aumentado en 15 por ciento en ocho años, según fuentes de protectoras de animales.
Un ejemplo de esta situación es el día a día de Carea, una protectora de Manzanares (Ciudad Real). Una organización que lleva 22 años en funcionamiento. Actualmente sus voluntarios principales son Rosario, Manolo, Carmen, Rocío, Javi, Mar y Juan Diego. Ellos se encargan de la recogida de perros en la calle y su posterior cuidado. «Muchos de ellos se encuentran en condiciones muy precarias» , afirma Gracia Jiménez, colaboradora de la protectora. Gracia lleva dos años y medio ayudando a pequeños peludos abandonados y actualmente por motivos de trabajo se encarga de la pagina web de la organización. «La difusión de noticias de la protectora y poner en contacto a perritos con familias, es mi labor», señala. Sus compañeros cuidan de los pequeños peludos, los curan o castran a los machos. Esto se hace por varias razones. La primera para disminuir el comportamiento territorial de los machos y, la segunda y la más importante, para asegurarse que en el futuro esos perros no van a criar. «El trabajo más complicado para ellos es la búsqueda de casas de acogida que sirven para la recuperación del animal cuando está enfermo o sufre una intervención quirúrgica», relata Gracia. Pero lo más importante de su colaboración en esta protectora es su historia con Yara. Todo empezó un sábado por la noche cuando Gracia quedó con sus compañeros de Carea para hablar de las mejoras de la protectora, de la distribución de herbolarios y de los nuevos perros de la casa. Mientras estaban preparando un «Canicross», Gracia recibió una llamada de la presidenta de Carea que se encontraba en la protectora y había encontrado a una perrita de dos meses atada con una cuerda en el cuello. Al acercarse a ella vio que la cuerda estaba mordida porque habían intentado ahogarla y ella había intentado escapar. «Me pidió si podía quedarme a la pequeña de dos meses hasta que se recuperase, ya que ya lo había hecho alguna vez con otros canes», relata Gracia. Su respuesta fue un sí y se la llevó a casa. Por ahora Yara tenía un hogar.
«Mi plan era tenerla un tiempo hasta que encontrara una familia. Como era un cachorro, pensaba que iba a encontrar fácilmente un nuevo hogar, pero fue creciendo y este cruce de pastor belga con pastor alemán no encontró una familia». Por esta razón, le apadrinó una voluntaria de nuestra protectora y la tuvo en casa un tiempo con su perrita pero el destino quiso que Gracia y Yara volvieran a unirse.
«Meses después volvió a mis manos otra vez», afirma Gracia. Actualmente, Gracia vive en Canarias: «Yo me mudé a Las Palmas y mi perrita cogió un barco dirección a Las Palmas». Y es verdad que los perros se parecen a los dueños porque «esta perra es como yo, azafata, porque en tan sólo un año ha montado en coche, barco y avión». Y no es únicamente una perra azafata, pues a pesar de su corto periodo de vida por un tiempo estuvo entrenándose para perro policía. «Yara es una más de la familia de Carea sin desmerecer a ningún peludo que ha pasado por allí», señala Gracia y anima a que los Reyes Magos de Oriente, antes del día 6 de enero, vayan a la protectora a adoptar a todos aquellos cachorros que necesitan el cariño de una familia. Siempre y cuando la familia esté preparada y concienciada para tener las 24 horas del día una mascota a su lado.
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