Alumnos
El 70 % de los universitarios becados supera el 6,5 de Wert
El ministro de Educación cree que los que no llegan a ese mínimo se deberían plantear «estudiar otra cosa». Expertos proponen otros modelos de ayuda
Una de las claves de la nueva ley de educación, la Lomce, es, en palabras de su principal autor, el ministro José Ignacio Wert, «fomentar el esfuerzo entre los alumnos».
Una de las claves de la nueva ley de educación, la Lomce, es, en palabras de su principal autor, el ministro José Ignacio Wert, «fomentar el esfuerzo entre los alumnos». Es una cualidad que considera perdida y que refleja en la modificación del decreto de becas que intenta consensuar con la comunidad educativa y que, hasta el momento, ha generado una amplia polémica. Y es que la última reunión con los alumnos no fue positiva. Tampoco lo fue, apenas 24 horas más tarde, con los rectores. Una vez finalizada, los representantes de la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas) estimaron que, con las nuevas exigencias académicas, hasta un 30% de los alumnos está en riesgo de perder su beca. Wert replicó que «esos números no se sostienen». Sin embargo, el consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, Antonio Ávila, advirtió de que el «40% de los universitarios» pueden salir perjudicados. De esta manera, en torno a 7 de cada 10 estudiantes universitarios becados superarían el mínimo establecido por Wert.
Ayer, el ministro, en una entrevista en TVE, aseguró que los alumnos que no alcancen un 6,5 deberían plantearse si «tendrían que estar estudiando otra cosa». Elena Valenciano, vicesecretaria del PSOE, no tardó en contestarle: «Este ministro no es que no llegue al 6,5, es que no llega ni al 5, ni al 4, ni al 3, ni al 2, ni al 1». Al margen de enfrentamientos políticos, pasar de un 5,5 –nota media exigida para conseguir la ayuda este curso– a raspar el notable (6,5) ha puesto en pie de guerra a la comunidad educativa. «Lo que exige es muy difícil de conseguir en carreras como en las ingenierías. No te permite tener un desliz porque también tienes que superar el 100% de las materias», afirma Gabriel Martín, vicepresidente del Consejo de Estudiantes Universitario del Estado (Ceune). Los alumnos, no obstante, aun esperan que el Gobierno dé marcha atrás, «al menos en alguno de los requisitos. Estamos muy seguros de que lo hará». Desde Educación se insiste en que lo que se ha presentado es tan sólo un borrador, subrayando que están abiertos a sugerencias para modificarlo.
Al margen de las calificaciones, lo que menos gusta al sector educativo es la división de las becas en fijas y variables. La primera se centra en los requisitos económicos, mientras que la variable admite otros de carácter personal que oscilan entre los 60 y los 1.200 euros. La movilidad, que antes se incluía como un gasto fijo, ahora forma parte de las variables. En la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), los alumnos cuentan con circunstancias especiales, por eso temen cómo les repercutirá: «Los becados podían contar con el pago de la matrícula y una ayuda para movilidad y material de unos 600 euros más. Así, no tenían que rascar del sueldo (la mayoría son trabajadores). Pero ahora nos han quitado las aportaciones y de ayuda extra sólo cuentan con 60 euros», afirma Fernando Pérez, representante de los estudiantes no presenciales.
Remodelar las ayudas
Al margen de la falta de «feeling» entre el Ministerio y la comunidad educativa, la necesidad de remodelar el sistema de ayudas al estudio indica que algo no funciona. «Las becas deben ser el resultado de un esfuerzo, de una calificación. Una idea que hoy parece devaluada y que deberíamos recuperar», afirma Juan Antonio Lorenzo, profesor titular de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad Complutense. Lorenzo está de acuerdo con las medidas que quiere imponer Educación, es más, «deberíamos exigir un notable porque se ha abierto mucho la mano y se han llegado a admitir hasta suspensos», insiste. El experto también considera que «debería premiarse más a los alumnos inteligentes, ya que muchos, por superar levemente el requisito económico, se quedan sin estudiar». El catedrático de la UNED Emilio López Barajas sigue la misma línea. Cree que «se ha cedido en la exigencia» y que el problema de las becas «no es más que un ejemplo más de esto. Es un problema «general de la sociedad moderna en la que la permisividad y el exceso de garantismo se han generalizado», añade.
No todo es ponerle palos a la rueda. Organismos como el Ceune proponen opciones para mejorar el sistema actual de becas sin reducir o eliminar las ayudas: «Las comunidades autónomas podrían proponer el fraccionamiento de los pagos». Otra iniciativa es la que propone el profesor de Economía de la Universidad Carlos III Antonio Cabrales: «En lugar de becas, debería fomentarse un sistema de préstamos garantizados que obligan a los estudiantes a escoger sus estudios de forma meditada, ya que más tarde tendrán que devolverlo. De esta carga el peso cae sobre cada individuo». Con una medida como ésta, Cabrales considera que «el Estado sólo ejercería de seguro y dejaríamos de dar regalos como las becas que damos hoy».
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