Crisis económica
La pobreza se cuela en las escuelas
Maestros que llevan galletas para repartirlas entre los alumnos que no tienen desayuno, profesores que también ejercen de psicoterapeutas o asistentes sociales y docentes que tienen que atender a las necesidades emocionales de los escolares más que a su aprendizaje: éstas son algunas de las consecuencias del incremento de la pobreza en Cataluña.
La pobreza se ceba en el 26,4% de los menores y se evidencia en las escuelas, donde los maestros ven condicionado su trabajo porque tienen que gestionar situaciones de desigualdad entre los alumnos por sus cada vez mayores diferencias socioeconómicas.
Hay profesores que han decidido llevar galletas de su casa cada día a la escuela para los niños a quienes sus padres no pueden ponerles desayuno para el recreo, y otros se preocupan por la situación social de la familia cuando ven que un niño ha perdido su sonrisa y se muestra triste, enojado o más nervioso de lo normal.
"Detectamos que pasa alguna cosa con las familias cuando las criaturas tienen algún cambio de actitud en lo que hacen a diario o cuando vemos que no participan de las actividades o ponen alguna pega en la compra de material", ha relatado la directora de la escuela El Serrallo de Tarragona, María Rosa Martínez, en el último informe del Observatorio de la Vulnerabilidad de la Cruz Roja.
En esta escuela de Tarragona estudian 280 alumnos, de los que casi un 15% reciben ayudas para cubrir gastos escolares u otras necesidades sociales.
Martínez explica que las necesidades más evidentes en los niños de familias necesitadas, normalmente con sus padres en el paro de larga duración, son de tipo más emocional que de aprendizaje.
"Los chavales están más inquietos y te sorprenden con actitudes poco habituales en ellos: tristeza, melancolía o una inquietud repentina".
Los problemas estructurales de falta de vivienda, no poder comprar un vestuario adecuado para los hijos e incluso darles una comida saludable son los síntomas de una pobreza severa que se ha multiplicado por cinco desde 2008 en Cataluña, según el último informe de la Entidades de Acción Social de Cataluña (ECAS).
La directora de la Escuela del Serrallo ha explicado que últimamente ha notado que no sólo las familias humildes tienen problemas económicos, sino también las de clase media.
La maestra es consciente de que lo que tienen que garantizar es "la equidad, es decir, que el niño sea igual que los otros, la autoestima, y la calidad de la enseñanza".
"Intentamos que las salidas sean muy económicas, que las pueda hacer el 90% de los alumnos, y, si no, las anulamos", explica.
Otro cambio en las aulas es minimizar los gastos de escolarización. "Si un niño no puede comprar el equipo deportivo, se priorizan los libros y el material escolar, y este niño puede traer otro chándal que no sea el de la escuela", dice Martínez.
Raquel Manchón, voluntaria de refuerzo escolar de la Cruz Roja en un colegio de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), asegura que el aumento de las desigualdades económicas está marcando las aulas.
"Generalmente, los niños que tienen más y mejor material ridiculizan a los que no lo tienen", ha explicado esta monitora en el último informe de la Cruz Roja, que ha constatado que los niños que viven situaciones precarias en sus familias "están más agresivos, más tristes y tienen más dificultades de concentración".
Manchón también ha notado carencias de higiene en algunos alumnos y otros que visten ropa que les va pequeña porque no pueden comprarles ropa nueva.
La profesora de primaria de la Escuela Arrels de Solsona (Lleida), Maria Àngels Eslava, hace una constatación: "a veces, se puede generar un pequeño conflicto violento, que no sabes de donde ha salido, y resulta que ha sido por un rotulador fluorescente que tiene un alumno y otro no".
Eslava ha notado que este curso hay una mayor reutilización de mochilas y estuches, que antes eran nuevos cada año.
"Los maestros tenemos que llevar un pequeño centro de recursos en nuestra mochila"para solventar las necesidades de los pequeños que no los llevan porque sus padres no pueden comprarlos, ha comprobado la profesora de Solsona, quien resalta que una de las principales funciones que afrontan los maestros es que no se evidencien las desigualdades entre los alumnos de una misma aula.
"Si has pedido un nuevo libro de lectura, ya no hacemos el comentario de si alguien no lo ha traído aún, porque sabemos que hay niños que no lo traerán", señala.
Eslava decidió este año que, tras el regreso de las fiestas de Navidad, no preguntaría a sus alumnos por los regalos que les habían traído los Reyes Magos.
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