Educación
Los padres de alumnos piden adelantar a julio los exámenes de septiembre
El presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa), Jesús Salido, abogó este miércoles por que los exámenes para recuperar asignaturas pendientes se realicen a mediados de julio en lugar de los primeros días de septiembre. En rueda de prensa con motivo del inicio del curso escolar, Salido defendió emplear el mes de junio y parte del de julio en clases de recuperación, para así realizar dichos exámenes a mitad del mes y en septiembre poder iniciar las clases desde el principio.
De ese modo, los centros sabrían cuántos estudiantes promocionan y tendrían tiempo suficiente a fin de organizar los grupos e iniciar el curso desde primeros de septiembre. En esta línea, reclamó “un replanteamiento de los tiempos escolares”, algo que según Ceapa, algunas comunidades autónomas de distinto signo político ya empiezan a analizar. “Pedimos por ejemplo que el calendario escolar se cumpla íntegro”, esto es, que las 175 jornadas lectivas que prevé la ley se impartan de forma efectiva.
Según Salido, aunque la ley marca 175 días como mínimo, muchas comunidades en realidad lo entienden como un máximo. Además, prosiguió, en julio y septiembre muchos centros reducen su jornada; los exámenes finales se realizan a principios de junio y luego pueden quedar hasta 15 días sin clase, y entre las recuperaciones y las aperturas de curso, las clases en septiembre no vuelven hasta mediados.
De ahí su propuesta de adelantar los exámenes de recuperación a julio, para que así sean los profesores de los centros educativos los que ayuden a los alumnos con asignaturas pendientes, “en vez de dejarlos a su suerte durante casi tres meses enteros”.
Asimismo, Salido calificó de “estrambótico” el periodo de adaptación que en los últimos años se deja para facilitar “una teórica adaptación” de los alumnos de tres años a la rutina de los centros. “No tiene ningún sentido” que los niños vayan un día 30 minutos, otro día una hora entera pero más tarde, etc., y así durante un tiempo que se puede prolongar hasta tres meses. “Esto causa un grave trastorno a las familias y no ayuda a los niños”, señaló. Al contrario, “dificulta su adaptación a unos horarios concretos”. Por último, criticó la “excesiva” carga de deberes que acumulan los alumnos, que “les obliga a realizar periodos de estudio en casa superiores a muchas jornadas laborales, condiciona su tiempo de ocio y fomenta la desigualdad. Porque al final las familias que pueden permitírselo pagan un profesor o clases extraescolares”. Hay muchos padres que no dispone ni del tiempo ni de la formación necesarios para ayudar a sus hijos con los deberes, y “no es de recibo que se traslade de esta manera a las familias lo que se debería realizar en los centros educativos”.
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