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La pregunta que se les atragantó a todos: «Identifica un polímero»
Más del 87% de los alumnos convocados en cuatro comunidades hicieron ayer la Evaluación Final de Primaria. Han sido tres bloques divididos en 60 folios y alrededor de 65 preguntas. En total, más de tres horas de exámenes
Más del 87% de los alumnos convocados en cuatro comunidades hicieron ayer la Evaluación Final de Primaria. Han sido tres bloques divididos en 60 folios y alrededor de 65 preguntas. En total, más de tres horas de exámenes
«Ves un cuestionario larguísimo, te dan poco tiempo, te pones nervioso... pero al final te sobra», dice Alejandra. Esta niña de 11 años cursa 6º de Primaria en el Centro Privado de Enseñanza Nuestra Señora del Loreto, en Madrid. Y al igual que 110.000 niños de su edad de Madrid, Castilla y León, Galicia, La Rioja, Ceuta y Melilla, se ha sometido por primera vez a la Evaluación Final de 6º Curso de Primaria, tal como prevé la Lomce. Una prueba sin valor académico este curso, pero que sí lo tendrá a partir de 2017. Tanto ella como sus compañeros se sinceran: «¿Estudiar para este examen? No era un examen de estudiar...».
Alejandra comparte con sus compañeros su segundo recreo del día, de 15 minutos. Es algo excepcional, pero se lo han ganado. Llevan haciendo exámenes desde las 9:00 horas, se han tomado su pausa habitual de 25 minutos, y luego han seguido contestando preguntas hasta las 12:40. Casi 60 folios, distribuidos en tres bloques: Ciencia y Tecnología –27 páginas y 40 preguntas–, una prueba de expresión escrita de Lengua Castellana –10 folios y dos preguntas– y una de comprensión oral y escrita –20 páginas, con dos audios de 13 preguntas, un texto de Carmen Martín Gaite con 10 preguntas, y otro sobre nuevas tecnologías con ocho–. «Los niños están agotados. Es demasiado largo», dice su tutora, Rosalía Pérez. «Empiezas con energía, pero luego...», dice Adelia, compañera de Alejandra. «Estaban algo nerviosos y les intenté tranquilizar: ‘‘La nota es para mí, no para vosotros. Si sale mal, me darán a mí en la cabeza’’, les dije. A los padres también: ‘‘Pero, ¿si suspenden no pasan el curso?’’, preguntaban», dice la profesora.
Pese al llamamiento al boicot de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), la prueba tuvo un éxito rotundo de participación: más del 87% de alumnos convocados. En Castilla y León estaban llamados a realizarla 20.436 estudiantes y únicamente 24 no se presentaron, según la Consejería. Es decir, el 99,88%. Le sigue la Comunidad de Madrid, donde sólo 200 de 66.183 alumnos no se presentaron, según los datos facilitados por la Consejería de Educación. Es decir, el 99,7%. En La Rioja, más del 90% de los 2.116 alumnos acudieron como un día más; según la Consejería, se registró completa normalidad. Lo único singular fue un colegio en el que faltaron 17 niños de 71 (el 26,7% de ese centro). La media de participación baja en Galicia, donde, según la Xunta, el 60% de los estudiantes asistió a hacer la evaluación, que se llevó a cabo en el 90% de los centros. El resto de comunidades se declaró en «rebeldía»: País Vasco no la va a hacer; Cataluña hizo la suya propia la semana pasada, mientras que Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad Valenciana harán una «evaluación individualizada» previsiblemente en junio.
Los niños se han enfrentado a preguntas abiertas: escribir un mail invitando a un cumpleaños, por ejemplo, en 60 palabras mínimo. Otras eran tipo test. También les planteaban problemas de lógica partiendo de una hipótesis: un brote de sarampión en pleno Disneyland. «A mí me ha salido de narices, perfecto», dice orgulloso Jesús. Como al resto, sólo se le ha atragantado una pregunta: les preguntaban cómo montar un acuario y les pedían que seleccionaran materiales hechos de polímeros, palabra que no habían oído jamás. «Algunas las contestabas en plan ‘‘pinto, pinto, gorgorito’’... Por instinto y a boleo», dice Alejandra. Hoy les toca la segunda parte: «Mates» e Inglés. «Creemos que va a ‘‘caer’’ probabilidad y estadística, frecuencias relativas...».
Amalia Mazo, directora del Nuestra Señora del Loreto, cree que «es una buena forma de tomar la temperatura del sistema educativo, pero, a veces, el que elabora estas pruebas no está en contacto con los chicos, no es consciente de que son muchos ejercicios, del estrés...», asegura. Tampoco le dan más importancia. «Hay preguntas de cosas que aún no se han dado en este trimestre. Así que, ¿para qué ponerse nervioso?», añade.
Cuestionarios «sellados»
¿Cómo se llevaron a cabo las pruebas? Dos profesores enviados por la comunidad autónoma, los llamados aplicadores, llegaron a cada centro con una caja precintada que incluía el material y los cuestionarios. Una vez allí, debían abrirla en presencia del tutor y el director del centro. Los aplicadores también estuvieron presentes en cada examen, recogieron los cuestionarios y, acompañados de los responsables del centro, tuvieron que precintar de nuevo las cajas ya con las respuestas.
«¿Es ésta una situación de violencia de género?»
«¿Puedes abrocharte un poco? Vas muy destapada», le dice Martín a Olivia. Se trata de un cómic incluido en una de las pruebas, que ilustraba un texto sobre malos tratos. Se planteaban tres situaciones: un padre castiga a su hija sin salir, un chico no deja ir a su novia con sus amigas y un hombre le dice a su mujer que no se ponga un vestido. La pregunta: «Marca con una X cuál de estas es una situación de violencia de género».
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