El debate de la Lomce
¿Por qué la eligen los padres?
¿Por qué la Religión en la escuela? Es una pregunta que me hacen con frecuencia y que respondo con gusto, pero siempre concluyo remitiendo a quienes tienen la razón: los padres. Son ellos los que quieren explícitamente que sus hijos e hijas reciban la enseñanza de Religión en el ámbito escolar. Ellos son los depositarios del derecho a esa presencia y también los que han de pedirle a las instituciones responsables de la educación que cumplan con su obligación de atenderles como servidores públicos que son. También a la Iglesia, evidentemente, han de exigirle su parte de responsabilidad en esto. Los padres optan por la enseñanza de Religión porque quieren lo mejor para sus hijos. Quieren una educación integral en la que estén presentes todos los saberes y, por tanto, que el hecho religioso no esté al margen de los otros conocimientos que reciben. Saben los padres que la clase de Religión favorece la unidad interior del alumno creyente. Pero esa presencia de la asignatura de Religión en la escuela ha de situarse en todo el ciclo educativo sin interrupciones ni excepciones. Sólo así cumplirá la función que se le encomienda. Es decir, ha de comenzar en la Educación Infantil y ha de llegar hasta el Bachillerato.
Si se acepta el valor positivo que aporta la Religión en la educación, no cabe ninguna duda de que estos dos momentos son vitales para la maduración de los alumnos. La Educación Infantil acompaña y afianza el papel de la familia en el despertar religioso de los niños y niñas: pone los fundamentos, como hacen los otros saberes, para la apertura a los conocimientos que vendrán a lo largo de la Educación Primaria y Secundaria. En el Bachillerato se concretan, maduran y afianzan los saberes que los alumnos han ido recibiendo a lo largo de todo el itinerario formativo anterior. Se hace una síntesis de los contenidos religiosos, se fraguan los valores que se han ido proyectando, se descubre la importancia de la Religión para un proyecto de vida y se ponen las bases para una sólida relación entre la fe y la cultura. Sólo así la enseñanza de la Religión le irá dando su aporte específico a cada edad y momento educativos.
*Obispo de Plasencia y miembro de la comisión episcopal de Enseñanza y Catequesis
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