Bélgica

Una brecha entre los bien y los mal preparados

La Razón
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En estos últimos días ha saltado súbitamente a la palestra del debate público la cuestión de la prolongación de la educación obligatoria hasta los 18 años, y es muy probable que el fondo de este debate nos acompañe todavía durante algún tiempo. No es algo extraño, toda vez que otros países de la Unión Europea, como Alemania, las tres áreas lingüísticas de Bélgica, Holanda, Polonia o Portugal, por ejemplo, ya adoptaron esta medida y algún medio estadounidense ha pronosticado que esta cuestión será uno de los temas candentes de la próxima campaña presidencial de 2016.

A partir de los análisis sobre el estado del sistema educativo español, el Consejo Escolar del Estado aprobó en la reunión de la Comisión Permanente del pasado 16 de junio, por amplia mayoría, una propuesta de mejora orientada en este sentido, que fue posteriormente ratificada por el Pleno.

Dicha propuesta hace suya la sugerencia, en el mismo sentido, del Parlamento Europeo y la fundamenta suficientemente a la vista de los resultados del sistema de educación y formación español en el ámbito escolar, de la conexión entre formación y empleo y de las exigencias que el nuevo contexto global traslada a la educación como institución social.

De conformidad con nuestra Constitución, la enseñanza básica es obligatoria y gratuita, y lo que se pretende es incrementar el nivel formativo de nuestros jóvenes, elevar el listón de lo que en el siglo pasado se consideraba una educación básica –hoy en día francamente insuficiente– y corregir, decididamente, algunas de las anomalías fundamentales que presenta el sistema español en la comparación con los países de la Unión Europea, tales como unas altas cifras de abandono educativo temprano, una profunda brecha formativa entre los bien y los mal preparados, unos bajos valores de la tasa de jóvenes de entre 25 y 34 años que han completado, al menos, la educación secundaria superior (Bachillerato o Formación Profesional de grado medio) y una gran heterogeneidad entre Comunidades Autónomas.

Es preciso aclarar que la propuesta no significa, en modo alguno, amarrar a los chicos al pupitre y reproducir los esquemas de la actual Educación Secundaria Obligatoria. Para que dicha propuesta sea efectiva ha de ir acompañada de una reconceptualización del modelo, de un incremento notable de su flexibilidad y de la puesta a su disposición de un amplio repertorio de medidas de integración de la formación con el empleo. Algunas de ellas están previstas por el departamento de empleo como políticas activas para la población joven, una vez esta haya fracasado. Pero, por razones personales, sociales y económicas, de lo que se trata es de transformar esas políticas de remedición en otras de prevención, integrándolas convenientemente en el sistema educativo.

*Presidente del Consejo Escolar del Estado