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El 16% de los desaparecidos no deja pistas
Dos de cada diez casos denunciados en 2014 aún no se han resuelto, aseguran las asociaciones de afectados
Fue tal día como hoy hace ahora 18 años. Concretamente una tarde de domingo. Cristina Bergua, de 17 años y residente en Cornellá (Barcelona), había quedado con su novio. Ambos se despidieron en la carretera que separa la localidad de Esplugues. Nadie más volvió a verla. Sus padres apenas recibieron pistas. Sólo un anónimo, en el que se aseguraba que la habían arrojado a un vertedero. La obsesión de su padre, Juan Bergua, no se centró sólo en encontrar a su pequeña; también en ayudar a otros progenitores que sufrían tanto como él. De ahí que fundara la asociación Inter-SOS. Delegó su puesto en la asociación hace tiempo. «Llevaba 15 años y no aguantaba más. Ya estaba muy quemado. No era sólo por mi caso, también por los de los demás... Te va pasando factura», afirma a LA RAZÓN. Sin embargo, antes de pasar a un segundo plano, en 2011 consiguó una de sus metas: que el 9 de marzo, día en el que desaparició su hija, fuera declarado por el Congreso como el Día Nacional de los Desaparecidos. «Aunque no olvidas a tu hija en ningún día y momento del año, sí que hay que recordarle a la sociedad que, al igual que ella, hay 14.000 desaparecidos sin ningún motivo aparente. Debemos reflexionar en este sentido», asegura.
Efectivamente, casos como el de Cristina no son tan excepcionales. Hablamos de las llamadas «desapariciones inquietantes». Así, en torno al 16% de denuncias que se hicieron en 2014 aún no se ha resuelto. Ésta es la estimación de la Asociación Sosdesaparecidos, otra de las ONG que lucha por reivindicar casos que continuan abiertos. Según los datos facilitados por la asociación, les consta que en 2014 se activaron 137 denuncias por desapariciones en España. «De ellos, 57 eran denuncias por la desaparición de adultos, 45 eran menores de edad y 35 mayores de 55 años», afirma Joaquín Anills, presidente de esta ONG. Este 2015 es el primer año que han elaborado un informe para dar a conocer la situación de estos casos. Un estudio que refleja datos como que el 30% de los casos de desaparición denunciadas las víctimas fueron localizadas fallecidas; el 54%, encontrados con vida.
De ese 16% de personas que siguen desaparecidas, destacan los casos de mayores de 55 años. «Es alarmante el número de casos todavía sin resolver. Cuando se les encuentra fallecidos, en el caso de los mayores, se les suele hallar a tres o cuatro kilómetros de su casa. Soy padre de un desaparecido y el caso de personas mayores perdidas es terrible. Gran parte sufre alzhéimer y no llegan muy lejos, los ratios donde se les termina encontrando muertos son muy cortos», afirmó Anills. En su día, tal y como avanzó este periódico, se habló en el Senado de facilitar las pulseras para personas con Alzhéimer. «Y al final no se ha hecho nada, y eso que hay artilugios que cuestan menos de 100 euros». Así, resulta menos caro a la larga que lo que cuesta buscar a un desaparecido.
«La inmensa mayoría son despariciones voluntarias de jóvenes que vuelven a aparecer. Pero las desapariciones inquietantes son de alto riesgo: supone un gran desgaste psicológico para las familias. No pueden cerrar página. Tienen abierta esa herida durante años», afirma Ricardo Magaz, presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología.
Los datos oficiales aportados por el Ministerio del Interior señalan que, cada año, se producen entre 14.000 y 20.000 denuncias. Así, de media, cada día se producen 40 desapariciones sin causa aparente. Concretamente, el año 2013 terminó sin conocerse el paradero de 468 niños y adolescentes. A éstos hay que sumar 199 hasta julio del año pasado, lo que hacen un total de 667. Otros 12.582 también fueron desaparecidos, pero la mayoría fueron hallados en compañía de algún progenitor o tras fugarse de casa.
El sistema de búsqueda «ha mejorado», afirma Bergua. Sobre todo porque «ya no hay que esperar 24 ni 48 horas tras poner una denuncia. En el mismo momento se pone en marcha el protocolo de búsqueda e inmediatamente se ponen a trabajar. Hace un año era impensable». De hecho, recuerda cómo en el caso de Cristina «acudieron ocho policías voluntarios a buscar a un vertedero», mientras que en casos más recientes como el de Marta de Castillo «fueron unos 240». Además, hoy se cuenta con una base unificada en lo que respecta a las denuncias, por la que quedan registrados los historiales. Sin embargo, quedan «muchas cosas por mejorar». Por ejemplo, «quedan muchísimos restos por identificar». Como apunta Magaz, hay miles de restos óseos «pertenecientes a accidentes, a casos sin esclarecer, a las cunetas de la Guerra Civil cuyo origen es incierto». «El cotejo de ADN va muy lento. Y eso es algo importantísimo», dice Bergua.
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