Reproducción asistida
El embarazo on-line, un nuevo peligro para la Salud Pública
El low cost se abre hueco en los tratamientos de reproducción asistida.
El low cost se abre hueco en los tratamientos de reproducción asistida.
«Mujer entrada en la treintena busca...varón saludable, blanco, a poder ser, rubio y con ojos claros». No, no se trata de una solicitud en una página de contactos para conseguir una relación sexual rápida o una pareja sentimental duradera. Nos encontramos ante un reclamo para encontrar un donante de semen que encaje con las características que la madre desea para su futuro bebé.
Este tipo de búsquedas se están incrementando en nuestro país en los últimos cinco años, en paralelo al aumento de la demanda de tratamientos de fertilidad. De un ligero conocimiento social de técnicas como la inseminación artificial o la fecundación in- vitro, hemos pasado a un exhaustivo control y tratamiento público de los métodos de fertilidad más avanzados, como la vitrificación de óvulos.
Lo que antes se consideraba un tabú hasta en el entorno familiar, admitir que se había concebido mediante ayuda profesional, ahora se acepta socialmente y se celebra con toda normalidad.
El sector de la reproducción asistida se encuentra en pleno auge y algunas clínicas, como clínicas EVA, han vivido una gran expansión: nada más y nada menos que la apertura de 43 clínicas desde su nacimiento hace tres años. La clave del éxito, según su creador, el empresario Manuel Fernández, la democratización de los tratamientos; el haber acercado la maternidad en el sector privado, antes restringida según el poder adquisitivo de las familias.
Hoy, un tratamiento de inseminación artificial puede rondar los 700 euros de mínimo y los 1.600 de máximo, según particularidades. Unos precios a los que hay que añadir diferentes modalidades de pago y ofertas, según los diferentes centros que operan en el mercado.
A pesar de las posibilidades y ventajas que se ofrecen, 1.500 niños podrían haber nacido en España en la última década gracias al embarazo o-line, es decir, con semen de donante ofrecido por Internety mediante la inseminación llevada a cabo en el domicilio por la propia mujer.
Los datos son de Cryos Internacional, un banco nórdico de semen que facilita la maternidad a particulares y a clínicas.
Pero no sólo se busca el embarazo a través de estas entidades. El “hágaselo usted mismo”, en estos tiempos de la red y el tutorial, ha llegado al embarazo y a futuras madres y donantes, que se ponen en contacto en páginas webs. Una vez que la madre ha elegido al varón que considera más apto para ser el padre de su hijo, sólo falta quedar y proceder.
El deseo de conocer al donante, factor clave
¿Es sólo cuestión de precio? La Responsable Médica de Clínicas Eva en Cataluña, Fulvia Mancini, asegura que no. De un lado, claro, el precio importa, aunque con las ventajas antes mencionadas, las diferencias pueden suponer un ahorro de entre 300 y 400 euros, no demasiado si hablamos de un hijo, algo muy deseado por aquellas parejas con problemas de fertilidad.
Se trata, más bien, según la ginecóloga, de la necesidad de la madre de conocer al futuro padre de su bebé, circunstancia que no es posible en las clínicas de reproducción asistida. “El hecho de no saber nada del donante – asegura la doctora – a muchas mujeres les parece bien, pero a otras les da mucha inseguridad. Estas son las que más frecuentemente escogen el donante en internet. Para poderle conocer. Para ponerle una cara al padre de su futuro hijo.”
Aunque, si se trata de que se parezca a ella en cuanto a raza y rasgos físicos esenciales, Fulvia Mancini advierte que esto no debería ser motivo de preocupación, puesto que la ley dice que el donante se tiene que parecer a la receptora del semen.
“Es decir, deben tener mismo color de ojos y de pelo, textura del cabello, color de piel, grupo sanguíneo, talla, peso, etc....” Las clínicas de fertilidad, siguiendo la normativa, se ocupan de ello.
También de que el semen haya pasado por unos rigurosos exámenes, tal como explica la ginecóloga. Se verifica la historia familiar del donante (para descartar que sean portadores de enfermedades genéticas), se valora su estado de salud general, se descarta que sean afectos por hepatitis, SIDA, sífilis, y sobre todo se analiza cuidadosamente la calidad del semen.
El bebé, indefenso ante un futuro problema de salud
En el otro extremo, si la inseminación se realiza en casa, sin ayuda ni control profesional, no existen garantías de salud ni para la madre ni para el futuro bebé. Para ella, el riesgo inminente es el contagio de una enfermedad de transmisión sexual, mientras que al bebé se le somete a una indefensión que se prolongará a lo largo de su vida y que consiste en la ausencia de un historial familiar (sólo en poder de las clínicas) con el que trabajar ante una posible enfermedad hereditaria.
La forma habitual de proceder en las clínicas, como es el caso de EVA, explica la experta es «la recepción de una historia personal y familiar detallada de donante, luego se les hace una analítica de sangre general y serológica para descartar problemas de salud y enfermedades de transmisión sexual. También les hacemos el estudio del cariotipo y de otras enfermedades genéticas como la fibrosis quística. El semen tiene que cumplir los criterios de la OMS de normalidad y, además, se les hace un estudio de FISH, es decir se mira si los espermatozoides tienen alteraciones cromosómicas».
Todo lo que se haga fuera de estos parámetros básicos constituye un peligro de Salud Pública, tal como alerta la Sociedad Española de Fertilidad. Las autoridades sanitarias deben tener un control no ya de la situación médica actual de la población, sino de la posible evolución de enfermedades en el futuro. Los nacimientos incontrolados lo hacen imposible.
El kit de inseminación, de venta en farmacias
El único tratamiento de reproducción asistida que puede realizarse a nivel domiciliario es la inseminación artificial. Desde Clínicas Eva aclaran que para la Fecundación in Vitro se necesita un laboratorio donde inseminar los ovocitos y cultivar los embriones y un quirófano con un anestesista, para extraer los ovocitos desde el ovario.
Frente a estas necesidades de aparatología médica, para inseminarse en casa sólo se precisa de un kit básico, de venta en farmacias, que incluye un bote estéril y una jeringa con una cánula. El bote es para la recepción del semen y la jeringa para la introducción.
Es sencillo de utilizar, pero su eficacia es mínima. Se calcula que con este método rudimentario se logra uno de cada veinte embarazos. La doctora Mancini explica que en el tratamiento profesional en clínica se incluye la “capacitación del semen”, es decir, “el procesamiento del semen para obtener mejores resultados, es decir más posibilidades de que los espermatozoides fecunden el óvulo.”
Una vez más, pues, se puede decir, más allá de consideraciones éticas y morales, y de cuestiones relativas a la salud púbica, no sólo que “lo barato sale caro”, sino que, además, es peligroso.
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