Alicante
El oficio de la palma blanca, un año de trabajo que concluye estos días
La confección de las palmas blancas, uno de los emblemas más tradicionales de la Semana Santa, exige manos artesanas, mucho oficio y todo un año de trabajo, tres requisitos que Elche (Alicante) cumple a la perfección.
El arte de la palma blanca es sinónimo de tradición en Elche, una ciudad vinculada histórica y económicamente a las palmeras. De hecho, su Palmeral fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hace 14 años.
La tradición de este oficio ha pasado de padres a hijos en los diferentes talleres ilicitanos que, por lo general, pertenecen a una misma familia, cuyos miembros siempre tienen la vista puesta a lo largo de todo el año en el Domingo de Ramos.
Se trata de un proceso de elaboración único que dura 365 días con el único objetivo de lograr el singular color amarillo que favorece su trenzado y que convierten a la ciudad en un lugar de referencia en la festividad con la que da comienzo la Semana de Pasión.
Una de ellas es la familia Serrano Valero, que desde hace más de 60 años se encarga del trenzado de miles de palmas blancas, desde las más pequeñas (cinco centímetros) a las más altas (3'5 metros).
Paqui Serrano forma parte de la cuarta generación y aprendió el oficio de su tía. "Lo que comienza como un juego cuando eres pequeña termina como un oficio, pero siempre disfrutando", ha dicho a EFE.
"Hay gente joven que echa una mano estos días porque saben que es un negocio de la familia, pero el releve generacional no nos preocupa porque al final surgirá, como me pasó a mí con el paso de los años", ha manifestado Serrano.
En Elche existen cerca de una decena de talleres y también particulares que trabajan en la elaboración de la palma blanca ilicitana, que requiere de un proceso de conservación de la palmera.
Estas fechas sirven tanto para concluir la labor de todo un año como para iniciar el trabajo del siguiente.
Es ahora cuando los maestros de este oficio cierran el ojo de la palmera con cuerdas artesanas en forma de cono para evitar el proceso de fotosíntesis para mantener así el color blanquecino. En verano se cubren con una caperuza oscura que permite recibir "algo de luz"para que los ejemplares sigan creciendo.
A partir del mes de octubre y hasta enero se realiza el corte de las palmas y a continuación se lleva a cabo un proceso de selección por medidas y calidades. Luego toca su cepillado antes de ser introducidas en piscinas con cloro y agua para lograr blanquearlas.
Posteriormente, las palmas se conservan en cámaras hasta su envío como palma lisa o bien se remiten a los talleres para su trenzado, una labor que estos días ultiman las manos expertas.
"Es un trabajo costoso pero se lleva en la sangre desde que nacemos e intentamos hacerlo lo mejor posible", ha asegurado Francisca Serrano, de 81 años, tía de Paqui, y quien desde muy joven empezó a enseñar a la familia este trabajo artesanal.
El taller Serrano Valero realizará este año alrededor de 5.000 trabajos manuales, entre palmas de solapa y rizadas, además de las lisas.
Cada año se producen aproximadamente 200.000 palmas blancas, muchas de las cuales se remiten a otros puntos de la geografía nacional e incluso de Europa, como Alemania e Italia.
Además, el taller de Serrano Valero se encarga de confeccionar las palmas rizadas que el Ayuntamiento de Elche enviará al Papa Francisco y a la Reina Sofía, unos trabajos en los que participan hasta siete personas durante una semana en cada una de ellas.
El consistorio también enviará palmas lisas a Don Juan Carlos, al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al jefe del Ejecutivo valenciano, Alberto Fabra.
Sin embargo, hay un enemigo para esta profesión que cuesta combatir, el picudo rojo; una plaga que está acabando con muchas palmeras. "Hemos visto como de un día para otro palmeras atadas para la elaboración de la palma caían al suelo"por los efectos del "dichoso bichito"
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