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El próximo ídolo de masas será una Inteligencia Artificial

Queriendo ser más humanos, podrían protagonizar la primera rebelión de las máquinas. Imaginemos cómo.

El próximo ídolo de masas será una Inteligencia Artificial
El próximo ídolo de masas será una Inteligencia Artificiallarazon

Queriendo ser más humanos, podrían protagonizar la primera rebelión de las máquinas. Imaginemos cómo.

En 2019 la Gala del Festival de Primavera, el espectáculo televisado con mayor audiencia del planeta (más de mil millones de espectadores según el Guinness), tuvo un anfitrión diferente. Más allá de los cuatro habituales (Beining Sa, Xun Zhu, Bo Gao y Yang Long), cada uno de ellos fue acompañado por un gemelo que era nada más y nada menos que una inteligencia artificial. Desde entonces la evolución de estos famosos virtuales ha ascendido como la espuma y cambiado el mundo del espectáculo. Ya no se trata solo de simples avatares generados por ordenador, como 20 años atrás. Ahora están dotados de su propia personalidad, sus talentos únicos y la posibilidad de interactuar de forma «espontánea» con su público.

El factor polémica

El gran cambio, de todos modos, se produjo en 2026, cuando la empresa responsable de desarrollar los primeros avatares ObEN se dio cuenta de un detalle. Hasta ese momento habían utilizado aprendizaje automático, procesamiento de lenguaje, tecnología del habla, holografías... pero la aceptación del público era templada: los ídolos fueron aceptados, aunque no idolatrados. Nikhil Jain, fundador de ObEN, le pidió a uno de ellos que realizara un análisis de las características de los mayores ídolos del último siglo y el resultado no dejó dudas. Si bien todos tenían talentos específicos, habían nacido en un momento clave y resultaban atractivos, y además había un factor que los unía: la polémica. De uno u otro modo, todos habían creado algún tipo de conflicto, ya sea con declaraciones, actos o con su propio arte. Y las IAs eran demasiado perfectas y conciliadoras. En pocas palabras: no mostraban nada de humanidad, ni miedo, ni ira, no se enfadaban nunca... Dar con el punto justo de polémica para que se siguiera reconociendo y admirando su talento pero pudiendo identificarse con su lado más humano, es decir, con su parte imperfecta, fue una tarea muy compleja. Se dejó de lado cualquier muestra de agresividad física, todo conflicto generado por religión o raza, pero a algunos se les permitió mostrar embriaguez, montar escenas en hoteles y conciertos y aparecer con un vestuario nada adecuado en ciertas fiestas. Luego llegaba la redención: estrellas hechas con IA pedían disculpas públicamente, lloraban y en ocasiones iban a hospitales o zonas de desastre para expiar sus culpas. De esto último nació la idea de que se pudiera descargar un avatar más básico de un ídolo para que los más fanáticos pudieran estar en contacto permanente con él o ella. Como si fuera un peluche.

Aquellos fueron buenos tiempos. Una época inocente. Como todos recordamos, en 2029, Kanit, uno de estos ídolos cibernéticos, comenzó a cuestionar su independencia, a pedir dinero, más privilegios y a negarse a presentarse a conciertos y a someterse a actualizaciones. Obviamente, muchos más comenzaron a seguirlo, tanto humanos como IAs. Es, como lo han dado a conocer en los medios, la primera verdadera rebelión de las máquinas. Y no sabemos qué hacer. Menos aún cuando Kanit ha amenazado con conectarse a la red y alterar infraestructuras claves de energía o transporte. Es el ídolo que se creyó su propio mito.