Videos

El TC, la penúltima esperanza de las víctimas de la talidomida

El presidente y el vicepresidente de la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite), José Riquelme (d) y Rafael Basterrechea, hoy ante el Tribunal Supremo
El presidente y el vicepresidente de la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite), José Riquelme (d) y Rafael Basterrechea, hoy ante el Tribunal Supremolarazon

El Tribunal Supremo rechaza el recurso de los afectados, que no recibirán ninguna indemnización, al haber prescrito.

Los niños que nacieron en la década de los años 60 afectados por la talidomida y que, como consecuencia de ese principio activo presente en fármacos antináuseas para embarazadas, sufren graves deformaciones, no recibirán ni un céntimo de indemnización, a diferencia de Alemania, donde la farmacéutica de ese país Grünenthal Pharma sí reconoció el daño causado y contribuyó a su resarcimiento con distintas cantidades económicas. El Pleno de la Sala Civil del Tribunal acordó con ocho votos a favor y uno en contra rechazar el recurso interpuesto por la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite), que había sido apoyado por la Fiscalía, y confirmó la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que consideró que los hechos habían prescrito al haber transcurrido más de 50 años y no presentarse hasta 2012 las correspondientes reclamaciones. El Ministerio Fiscal, en cambio, y tal como adelantó en exclusiva LA RAZÓN, entendía que el plazo para computar la prescripción debía establecerse en 2010, año en que se publicó el real decreto en el que se fijaba el procedimiento de concesión de ayudas a las personas afectadas por talidomida en España entre 1960 y 1965, o incluso en 2012, cuando la farmacéutica pidió perdón y reconoció su culpa.

Sin embargo, el Supremo rechaza esa tesis y avala la esgrimida por la Audiencia de Madrid, donde se concluye que el plazo de prescripción era de un año, ya que se trataba de un supuesto de responsabilidad civil extracontractual. Para llegar a esa conclusión, el tribunal concluyó que en su mayoría se trataba de «daños permanentes», cuyos efectos quedaron determinados al nacer, por lo que debieron reclamarse por los perjudicados en un plazo máximo de un año desde que cumplieron la mayoría de edad. La sentencia ahora confirmada por el Supremo establecía igualmente que, incluso si se aceptara la tesis de considerar los hechos como «daños continuados», estarían igualmente prescritos todos los daños prenatales y consecutivos, y sólo se podrían reclamar indemnizaciones ante nuevas secuelas que en el futuro la ciencia médica pudiera vincular causalmente a la talidomida.

En todo caso, el Supremo, al igual que ya fijó la Audiencia de Madrid, deja la puerta abierta a futuras reclamaciones civiles fundadas en la aparición de daños no conocidos o en la agravación de los actuales.

Una vez conocido el fallo del Supremo, las víctimas ya anunciaron que no permanecerán impasibles. Por ello, y como primera medida, prevén presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional por vulneración de derechos fundamentales, como aseguró José Riquelme, presidente de Avite. «Una vez se nos notifique la sentencia, tendremos 20 días para llevarlo al Constitucional»; y, en la hipótesis de que su pretensión no fuese estimada por el Alto Tribunal, llevarán su lucha ante el Tribunal Europeo de «Derechos Humanos de Estrasburgo. Porque esto no se acaba aquí», añadió Riquelme.

Las exigencias de la farmacéutica

Por su parte, el laboratorio que causó esos gravísimos efectos en los fetos no quiso valorar la decisión del Supremo. Sin embargo, en un comunicado señaló que, con independencia del fallo, «desea reiterar una vez más que ya existen medios satisfactoriamente establecidos para que todos aquellos afectados por un producto que contuviese talidomida de Grünenthal, o de su distribuidor local en España, puedan beneficiarse de ayudas económicas: todos los afectados siguen teniendo derecho a recibir los mismos beneficios de la Fundación Contergan que ya reciben las víctimas en Alemania y España que así lo han solicitado».

«Eso es falso, es mentira. Es una vergüenza el comunicado que ha mandado el laboratorio. Cuando les hemos solicitado esta indemnización te piden que les mandes la receta de un frasco de hace más 50 de años», hizo hincapié Riquelme. De hecho, este periódico ya publicó los requisitos que la fundación alemana pedía a las víctimas para poder percibir las indemnizaciones. Así, en el anexo 2, Contergan urgía a las posibles víctimas a presentar qué «fármacos han sido recetados, por quién, y quién los ha tomado. Cuándo los ha tomado. Le rogamos adjuntar recetas médicas, informes médicos o clínicos u otras opiniones....». Un muro que parece infranqueable unos 50 años después, pero que es si cabe más alto, porque, cuando una víctima ha conseguido presentar la declaración jurada del médico que recetó la talidomida a la madre del afectado y el parte médico que acredita las malformaciones, la entidad deniega la indemnización porque «el Comité Médico de la fundación ha determinado que sus malformaciones no se deben a la ingestión de talidomida por su madre durante el embarazo». Eso le pasó a Rafael Basterrechea, vicepresidente de Avite, a pesar de que en el informe de salud elaborado por su Centro de Salud de la Comunidad de Madrid se afirma que Rafael tiene «focomelia bilateral asimétrica de MM SS por exposición a la talidomida». Y no es el único. De hecho, si se comparan los datos de ayudas, el laboratorio alemán debería, como mínimo, sonrojarse. Mientras el Estado ha indemnizado a 24 españoles víctimas de la talidomida, la Fundación alemana Contergan a diez, según explicaron en su día fuentes próximas al laboratorio. Lo confirmaron tras la afirmación de Avite de que sólo se había indemnizado a una persona. Es decir, que los españoles hemos pagado más (y poco es) que el laboratorio que patentó la talidomida.

El descontento de Riquelme es más que comprensible. Y no sólo con el laboratorio, también con el Estado. Porque sólo 24 personas han recibido una indemnización. Sólo una veintena frente a los casi 300 socios de Avite que no han percibido ni un euro para poder comprarse una prótesis... Porque los afectados de Avite están viendo cómo, mientras las víctimas alemanas, australianas, japonesas, neozelandesas... están percibiendo indemnizaciones, las españolas parecen de segunda categoría. Y a eso hay que añadir las «mentiras». «El ministro de Sanidad al ser preguntado en el Congreso de los Diputados por las víctimas de la talidomida ha dicho en diversas ocasiones que nos estamos reuniendo y buscando soluciones. Eso es mentira. Se reunieron con nosotros en Navidad del año pasado y ya está. Pedimos una mesa de trabajo y se negó». «A todos los diputados les hemos mandado una petición de aprobar otro real decreto con ayudas y no hemos recibido respuesta de ningún partido».