Sociedad
Emanciparse antes de los 30, una misión casi imposible
El 19% sigue en casa de sus padres al llegar a la treintena
Juan es un joven madrileño de 27 años que vive con sus padres en la localidad de Alcorcón, se levanta muy temprano para ir a la universidad y al finalizarla, casi sin tiempo para sentarse a comer, comienza el viaje en transporte público a su puesto de trabajo. Es empleado en una tienda de ropa a media jornada desde hace tres años y su salario ronda los 500€, lo que le ha permitido costearse sus caprichos sin depender de sus progenitores. Siempre ha sido un joven muy independiente que se ha sacado las castañas del fuego. Pero, necesita salir de su casa y empezar a vivir su propia vida rigiendose por sus propias leyes. El problema es que con el sueldo que tiene, le resulta imposible encontrar una vivienda para poder emanciparse y la lucha interna que mantiene frente a esas ansias de libertad están ocasionándole una depresión que muchos jóvenes sufren en la actualidad.
Según un estudio realizado por el Consejo de la Juventud, solo el 19% de los jóvenes menores de 30 años ha logrado emanciparse en España. En seis comunidades autónomas (Andalucía, Castilla y León, Castilla la Mancha, Extremadura, País Vasco y Cantabria) esta proporción no llega al 17%, entre otras cosas, porque para que un joven pueda alquilar en solitario debe destinar más del 90% de su salario. La edad media de emancipación española es de 29,4 años, frente a los 26,1 de la media europea. Este proceso de desplome de la autonomía residencial de la población joven arrancó en 2009 y ha ido prolongándose hasta hoy en día. Por eso, el alquiler ha ido perdiendo terreno como fórmula mayoritaria entre la juventud emancipada (del 60,6% en 2017 al 59,2% en 2018), que no pueden dar el salto a la compra (solo el 11,6% con propiedad pagada y el 17,4% con hipoteca) y que optan cada vez más a casas cedidas o a bajo precio (12%). Estos datos se reflejan en el Observatorio de Emancipación Juvenil del segundo semestre de 2018, que ha sido presentado hoy por el presidente del Consejo de Juventud, Manuel Ramos, y el sociólogo que ha trabajado en el proyecto, Joffre López. López afirma que estos datos se deben principalmente a “una tormenta perfecta, que no es nueva ni atípica, entre las precarias condiciones económicas y el recurso al mercado libre como vía hegemónica de acceso a la vivienda”. Por otra parte, como datos positivos se observa un avance hacia la estabilización de la actividad laboral, aunque todavía en unas cifras muy alejadas a las que se registraron en los años previos a la crisis. Así, se observa un auge del empleo, de modo que en el cuarto trimestre de 2018 el 40,7% de los jóvenes estaba trabajando, la máxima cota desde 2012. En este sentido, la creación de empleo fue incluso más intensa entre la población de 16 a 29 años que en los demás grupos de edad (30-34 años y más de 34 años). Sin embargo, estas cifras esconden elevadas tasas de precariedad ya que la temporalidad entre la población de 16 a 29 años sigue siendo abrumadora.
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