Brote de ébola

España, un referente en evacuaciones por ébola

Italia, Alemania, Francia, Reino Unido y EE UU piden asesoramiento al Ejército del Aire tras la repatriación de los religiosos españoles

España, un referente en evacuaciones por ébola
España, un referente en evacuaciones por ébolalarazon

La Unidad Médica de Aeroevacuación del Ejército del Aire (Umaer), especializada en evacuaciones y atención médica inmediata, está atenta las 24 horas los 365 días del año para actuar en un máximo de dos horas desde el momento de un aviso, si se trata de una evacuación ,y tres si hay que realizar una intervención médica. Su última misión, la de repatriar desde Monrovia (Liberia) al religioso Miguel Pajares, contagiado de ébola, y a la hermana Juliana Bonoha, no ha pasado desapercibida en el ámbito internacional. Tanto es así, que países como Italia, Alemania, Francia, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos están pidiendo asesoramiento en estrategias de evacuación a nuestro Ejército del Aire.

«Esto está "chupao", hombre» dice en tono jocoso un cercano y simpático teniente coronel Zacarías-Galo Sánchez. Al preguntarle los motivos del porqué los americanos tardaron tres días en realizar una evacuación en las mismas circunstancias en las que la Umaer empleó sólo unas horas, sentencia sin tambages: «Porque somos españoles y somos mejores que nadie». Bromas aparte, asegura con orgullo que «la unidad nuestra cada vez que hace algo asombra a todo el que está allí por su eficacia. Todas las unidades de evacuación médica de los ejércitos de otros países están mirándonos porque no se lo pueden creer y nos preguntan cómo lo hacemos».

Aunque el teniente coronel Galo parece referirse a la operación del pasado miércoles como el que habla de que va a por sus hijos a la escuela, al entrar en detalles reconoce que «éramos conscientes de que toda España estaba mirándonos» y fue «estresante» por los numerosos obstáculos a los que tuvieron que enfrentarse. «Claro que pasamos miedo, en estas cosas eres consciente de que te estás jugando la vida, pero tienes que aguantarte y seguir adelante».

A las 16:30 hora de Liberia –dos horas más en España– del pasado miércoles tocó suelo liberiano el Airbus A310 medicalizado del 45 Grupo del Ejército del Aire. Al llegar a Monrovia el panorama era desolador: un aeropuerto prácticamente vacío, destartalado, sin gente, en el que aparecen los primeros problemas nada más llegar. Se suponía que el vuelo había retrasado su salida desde España para dar tiempo al traslado de Miguel y Juliana desde el hospital al aeropuerto y que su misión iba a consistir en prepararlos, montarlos en el avión y estar de vuelta en Madrid lo antes posible. Pero no hay rastro de ellos.

Pasados quince minutos llega un funcionario de la embajada que les confirma que la presidenta de Liberia ha dado orden de no permitir el acceso de los enfermos al aeropuerto hasta las 12 de la noche. ¡Quedaban ocho horas! Galo Sánchez, junto al anestesista, el comandante Cantalejo, la enfermera, la capitán Cristina y los dos técnicos médicos, empiezan a evaluar la situación y a buscar soluciones.

Los americanos ya habían hecho un rescate similar unos días antes, por tanto consultarían los medios empleados por ellos y actuarían de manera similar. Se suponía que habría una ambulancia para poder hacer el traslado, pero no era así. Los estadounidenses habían realizado su evacuación en una camioneta pickup desvencijada con un colchón sucio colocado en la parte de atrás. Los miembros de la Umaer, rehusaron respetuosamente el ofrecimiento y dispusieron que en los tres coches que la embajada había puesto a su servicio viajarían los enfermos ataviados con sus mismos uniformes de protección, junto con mascarillas y guantes. Esos famosos trajes de protección con los que parecían astronautas.

La decisión estaba tomada, así que el comandante Cantalejo se puso en camino junto con dos técnicos. Recorrieron los 70 kilómetros que separan al aeropuerto de Monrovia del hospital de San José. Mientras tanto, el teniente coronel Galo y la capitán Cristina, prepararon el avión para que a la llegada de los enfermos todo estuviera listo. Fue entonces cuando recibieron la visita de dos miembros del Centro para el Control de Enfermedades dependiente de la Agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de Estados Unidos que, tras identificarse, pidieron permiso al teniente coronel para examinar el avión español, que los dejó asombrados.

Al llegar al hospital, Cantalejo y los técnicos comenzaron a ponerse los «trajes especiales». Mientras lo hacían, tuvieron un conato de altercado con un par de enfermos locales –uno de ellos con una vía en el brazo– que se les acercaron. Una situación delicada, puesto que previsiblemente serían otros dos enfermos de ébola. Fue subsanado sin mayor problema. Por fin se encontraron con los dos españoles. Juliana esperaba junto a la puerta con su maleta, que no pudo traer consigo por seguridad, mientras que el padre Miguel estaba deshidratado, recostado en un colchón sucio y con un cuadro clínico grave. Tal y como estaba previsto, ambos fueron ataviados con los uniformes de seguridad y emprendieron el camino de vuelta al aeropuerto, al que llegaron a las 11:15, hora local.

Allí, tocaba otra ardua tarea: sacarlos del coche, meterlos en los contenedores de confinamiento y trasladarlos al avión. Todo se hizo con sumo cuidado y los miembros de la Umaer se cambiaron hasta cuatro veces de vestimenta por seguridad. Se le cogió una vía a Pajares, se le sondó para recoger la orina y se le rehidrató, hasta tal punto que su estado mejoró considerablemente durante el trayecto. A la hermana Juliana se le facilitó que se durmiera para que pasara mejor el viaje. Hacia la una de la madrugada, el A-310 despegaba rumbo a Madrid. Una nueva misión exitosa para la Umaer, que ahora se toma como ejemplo en medio mundo.

Sin partidos de fútbol para evitar contagios

Toda precaución es poca para evitar contagios. Los países más afectados, como Sierra Leona, han cancelado todos los partidos de fútbol que estaban previstos por el virus mortal. La federación de fútbol del país pedirá permiso para jugar en otros países y solicitará certificados de salud para que sus futbolistas puedan viajar. La imagen muestra un tablón informativo en Monrovia (Liberia) sobre la situación del virus en el país.