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La libertad de Pablo Ibar es sólo «una cuestión de meses»
El Tribunal Supremo de Florida desestimó ayer el recurso contra la anulación de la condena a muerte de Ibar que había dictado en febrero.
El Tribunal Supremo de Florida desestimó ayer el recurso contra la anulación de la condena a muerte de Ibar que había dictado en febrero.
La libertad de Pablo Ibar está más cerca. Tras la decisión del Tribunal Supremo de Florida, que desestimó el recurso de la Fiscalía contra la anulación de la pena de muerte que pesaba sobre él, sus abogados y seres queridos ya no cuentan los días para volver a verle libre en años, sino en meses. Así lo confirmó ayer a LA RAZÓN Andres Krakenberg, el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, que no supo precisar el tiempo concreto. «Antes, veíamos años para encontrar una solución y ahora podrían ser 18 o 24 meses», explicó.
En el entorno del único español en el corredor de la muerte en Estados Unidos –aunque lo será por poco tiempo, pues le trasladan en 15 días– ayer era todo alegría. Su padre, Cándido Ibar, reconocía la noticia como «increíble» y añadía: «nos sentimos en el aire». Su esposa, Tanya Quiñones, fue quien recibió la noticia en primer lugar. «Son grandes noticias», dijo a LA RAZÓN.
Esta nueva resolución supone la confirmación del fallo de febrero y, por tanto, que el caso vuelva a su punto de partida, a 1994. Sobre Pablo pesa ahora, como entonces, una acusación de triple asesinato en un club noctuno, aunque hoy el equipo de abogados que le asiste es de toda solvencia y las pruebas muy favorables a su causa. Eso sí, tiene presunción de inocencia. En cualquier caso, explica Krakenberg, «no debemos confiarnos ni bajar los brazos».
El encargado de liderar la causa de Ibar es el abogado Benjamin Waxman, que, según explicó ayer a LA RAZÓN, «todavía no sabemos cuándo va a estar en libertad». «En junio estará en otra cárcel, fuera del corredor de la muerte, y será igual que cualquier persona acusada con presunción de inocencia. Habrá otro juicio. Con otro jurado, que decidirá si es culpable o no, y creemos que será exonerado en ese momento. Lo peor es que no sabemos cuánto tiempo se prolongará el juicio», añadió el abogado que considera que quizá las vistas podrían empezar a principios del año que viene. «La gente reconocerá que no es la persona en la grabación del vídeo de los asesinatos», recordó Waxman, en referencia a la poca fiabilidad del vídeo utilizado como prueba contra Ibar.
Pero la mala suerte de Ibar no se redujo a la poca fiabilidad de las pruebas, sino también a la mala praxis de su primer representante legal. De hecho, tanto él como su entorno creen que fue clave para acabar en el corredor de la muerte. No hay que olvidar que su abogado fue detenido por agredir a su pareja, que estaba embarazadad. Fue esta circunstancia la que hizo que la familia decidiara invertir en una buena defensa legal que, a la postre, ha dado sus frutos. Una defensa que, sin embargo, ha costado miles de dólares y va a seguir absorbiendo recurso. En total, la familia calcula que el proceso habrá supuesto un desembolso de 2,2 millones de dólares, que han podido reunir gracias a instituciones públicas y a donaciones privadas. En estos momentos, todavía le quedan por recaudar unos 640.000 dólares para poder pagar el nuevo juicio.
«Es gracias a España por lo que estamos ahora aquí. Sin España, no hubiésemos podido pagar los servicios de Benjamin Waxman, que ha costado entre medio y un millón de dólares», indicó la esposa de Pablo Ibar.
Han pasado casi dos años desde que Waxman, que se hizo con el caso en 2006, apelase ante el Supremo de Florida. Entonces, insistió en que Ibar tuvo un juicio defectuoso. «Ha sido un proceso muy largo y gracias a Waxman todo empezó a cambiar. Pero el sistema aquí es así. No importa mucho lo que haya ocurrido siempre y cuando se tenga un buen abogado», reconoció Tanya, que anunció a este periódico que para el nuevo juicio buscarán un abogado experto en ese tipo de procesos. «Mantendremos a Waxman como asesor, debido al conocimiento que tiene del caso, pero tenemos que buscar a otra persona experta en juicios, que puede costar también una gran suma de dinero, que la mayoría de la gente no suele tener a mano», relató. El propio Waxman confirmó este extremo en conversación con LA RAZÓN: «Sólo seré parte del equipo».
Andrés Krakenberg y Cándido Ibar tienen ahora una tarea árdua en España para conseguir los fondos que faltan, aunque tienen la seguridad de que los abogados «van a tirar para adelante» aunque no se les pague por adelantado. El plan de las próximas semanas es visitar a las administraciones del País Vasco, todas las comunidades autónomas y los principales ayuntamientos del país. También hablarán con el Gobierno cuando lo haya. «Hasta ahora, lo que hemos visto ha sido una predisposición política positiva», apunta Krakenberg. Cándido piensa más en el día en que su hijo sea libre. Cree que querrá estar con su mujer y vendrá a España a agradecer todo el apoyo que se le ha brindado a su causa.
Mientras espera el nuevo juicio, ya no tendrá que estar en el corredor de la muerte. Vivirá en una cárcel regular, en una celda compartida, podrá salir al patio y dejará para siempre el aislamiento en el que ha vivido los últimos 15 años. Pero el régimen de visitas es peor, dice Krakenberg. Las podrá recibir a través de una pantalla de ordenador. En cualquier caso, lo importante es que todo se resuelva pronto, porque, según añade, «el resultado sólo puede ser uno».
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