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Hay que lograr que pierda la iniciativa

La Razón
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En Miguel Carcaño deberían haberse probado todos los conocimientos nuevos de la Criminología: la entrevista criminológica, el lenguaje no verbal, los test de psicología criminal... Miguel Carcaño es un niñato, muy poco formado, que sin embargo ya ha confundido a las fuerzas del orden en varias ocasiones: les ha mandado meterse en el Guadalquivir, fango y cocaína, hasta no encontrar otra cosa que no sea una cámara pinchada de bicicleta; también les ha mandado en varias ocasiones al vertedero, porque les convenció de que había tirado el cuerpo de Marta al contenedor. Ante esta actitud de Carcaño y de sus cómplices, la Ley está indefensa.

Habría que legislar para asuntos como éstos en los que un grupo de sospechosos que no sabemos si son una banda, aunque yo personalmente sospecho que sí lo son, se fueran de rositas, ya que fue parte de la banda la que participó en la desaparición de la niña. Y no porque les gustara echarle una mano a un supuesto novio que estropeaba su futuro dando muerte a su pareja sentimental, sino porque el presunto asesino supo implicarlos haciéndoles aparecer como objetivos si la chica decidía denunciarlos. Creo a pies juntillas que Carcaño sabe qué pasó, y dónde se deshicieron del cuerpo, pero no parece que haya visto que pueda sacar beneficio de confesarlo.

La Ley debería cambiar para ofrecer posibilidades favorables a los intereses de la familia de Marta del Castillo, por ejemplo, contemplando la figura del arrepentido. Eso funciona de esta manera: cualquiera de los implicados que hable y diga dónde esta el cuerpo para que los familiares dejen de sufrir quedará libre y exonerado de toda culpa. De acuerdo, no se haría justicia, pero se conseguiría lo más importante: Se considera que ha ayudado a una pobre víctima a salir del pozo de angustia en el que estaba sumergidas

Carcaño sabe lo que eso significa, puesto que juega a ello desde finales del año pasado y ya le han sacado dos veces de prisión para permitirle participar en una nueva búsqueda en La Rinconada. Y nada nuevo se ha encontrado: ¿Miente? ¿Juega al escondite? Personalmente no me creo que haya olvidado.

De no haber tendido otra celada, seguiría durante toda la semana igual de aburrrido que años atrás. Ojalá esta vez se encuentren los restos de Marta, porque si no, Carcaño debería de perder ya para siempre la iniciativa.