Los Ángeles

La búsqueda de la felicidad llega a París en forma de exposición

La búsqueda de la felicidad, una de las grandes aspiraciones humanas, llega a París con una exhibición del diseñador gráfico Stefan Sagmeister.

La búsqueda de la felicidad, una de las grandes aspiraciones humanas, llega a París con una exhibición concebida por el diseñador gráfico Stefan Sagmeister que combina de forma artística lemas optimistas y datos estadísticos aliñados con un toque de humor.

"Esta exposición no les hará más felices"advierte un cartel situado a la entrada de "The Happy Show", que se puede ver hasta el 9 de marzo en la galería parisiense Gaîté Lyrique, tras haber realizado una gira por Toronto, Los Ángeles y Chicago.

Pese al previo aviso, todo está preparado para que los visitantes salgan de la sala con una visión más optimista de la vida, después de haberse implicado pedaleando en una bicicleta para iluminar con la energía generada una letras de neón que componen máximas sobre la felicidad o de haber cumplido con la misión propuesta en una de las tarjetas distribuidas aleatoriamente.

"La exposición plantea muchos temas filosóficos pero, sobre todo, si la felicidad se puede ejercitar como un músculo, aunque haya factores, como los genes, que no se pueden modificar", explicó a Efe el director de la sala, Jérôme Delormas.

Para él, la muestra es muy interactiva "para demostrar que tienes que actuar para mejorar la felicidad, que no viene como algo divino, sino que depende de ti mismo".

La idea surgió de Sagmeiser, un grafista austríaco afincado en Nueva York, conocido por haber creado las carátulas de discos de artistas como los Rolling Stones y Lou Reed, y que durante su vida ha buscado la dicha a través de las drogas, la meditación y las terapias cognitivas.

A partir de su experiencia personal y de estudios científicos, la exposición plasma algunas recetas para conseguir un mayor bienestar a través de frases manuscritas sobre un fondo amarillo y de infográficos que resumen datos estadísticos.

La información se presenta con un punto de ironía en muchas ocasiones, como cuando Sagmeiser cuestiona que los escandinavos sean las personas más felices del mundo, como apuntan muchas encuestas, y señala que cuando se ha tomado un café en una de esas ciudades nunca se ha sentido rodeado por gente "particularmente alegre"a diferencia de lo que percibe en Brasil, por ejemplo.

Otros datos recopilados descubren que, según un estudio del sociólogo John P. Robinson, algunas de las actividades que hacen más feliz son acudir a un servicio religioso, trabajar, tener relaciones sexuales, estar con la familia, leer un periódico, socializar con vecinos y amigos, mientras que ver la televisión y navegar por Internet no contribuyen tanto a este fin.

En el plano más personal, el grafista austríaco proyecta a través de fotografías, textos y vídeos algunas frases que ha asumido como lemas vitales: "sé más flexible", "si no lo pides, no lo conseguirás", "querer causar una buena impresión limita mi vida"y "las drogas son divertidas al principio pero a la larga se vuelven pesadas", entre otras.

Y en un momento de crisis económica, justifica con dos datos la máxima "ahora es mejor": las muertes violentas han ido disminuyendo cada siglo durante los últimos 2.000 años y, hoy en día, una gran parte de la población puede decidir libremente su futuro.

Entre tantas reflexiones sobre cómo estar más contento, sobresale una frase de una amiga de Sagmeiser que considera que "el verdadero secreto para conseguir la felicidad es parar de preocuparse por la propia felicidad y empezar a hacerlo por la de los demás".

Los visitantes de la exposición parece que están satisfechos con su vida, al menos según los resultados de una encuesta que se realiza en la propia exhibición y en la que los asistentes deben puntuar del 1 al 10 a su felicidad tomando un chicle del bote con ese número. El primer envase que se vació fue el del 8.