Crimen de Asunta
La Guardia Civil descarta investigar la muerte de los abuelos de la niña
Que los abuelos pudieran morir a manos de Charo es una hipótesis que ha estado planeando desde que se empezaron a conocer los detalles del crimen pero que nunca se podrá demostrar. Los abuelos apenas murieron con un año de diferencia. Los dos perecieron en la cama. No se les hizo autopsia y fueron incinerados. Sin embargo, la Guardia Civil desmintió a este periódico que se vaya a abrir el caso: «¿Cómo lo vamos a hacer si fueron incinerados?». Él, Francisco Porto Mella, fue un abogado muy conocido en Santiago. Fue cónsul de Francia en la ciudad. Falleció en julio de 2012 a los 88 años, en la cama. Ella, María del Socorro Ortega Romero, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Santiago, feneció en diciembre de 2011, también en la cama. Los vecinos de A Poboa aseguran que «era una mujer altiva. Cuando el marido entraba a comprar le pitaba desde el coche para que se diera prisa». Mucho se ha especulado con la idea de que la muerte de la pequeña tuviera que ver con un móvil económico. Se habló de que la muerte de la niña podría estar relacionada con el hecho de que la pequeña Asunta fuera la heredera universal de sus abuelos, en lugar de la madre. Ayer fue perdiendo fuerza esta hipótesis después de comprobarse que en el testamento de los abuelos, que levantaron un imperio, la única heredera era Rosario Porto, aunque la pequeña recibió algunos bienes en vida. Los fallecidos hicieron el testamento en el año 1975 y ayer se supo que no realizaron ninguna modificación con el paso de los años, aunque se había especulado, precisamente, con todo lo contrario.
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