Sucesos

El bebé asesinado a golpes estaba atado dentro de una bolsa

Jonathan engatusó a Gema para que fuera a Almería con la promesa de que le regalaría un traje de bautizo a la niña

La pequeña con su madre
La pequeña con su madrelarazon

Gema María Cuerda acababa de sufrir una ruptura sentimental y decidió rehacer su vida. Para ello, puso un anuncio en un portal de contactos en el que explicaba que tenía una hija y buscaba pareja. Jonathan contactó con ella pero le ocultó su verdadera identidad. Juan «el valenciano», un rejoneador apadrinado por Espartaco, como se hacía llamar, comenzó a hablar por teléfono con ella, hasta que hace unos meses decidieron conocerse. El asesino confeso de Míriam, de 16 meses, viajó hasta La Palma del Condado (Huelva), localidad natal de Gema María y convivió con ella durante un mes.

Según explicó Leticia Reyes, hermanastra de la madre de Míriam, convenció rápidamente a todos de que era un chico formal, educado, responsable y maduro, a pesar de sus 25 años. «Nos decía lo que queríamos escuchar, nos engatusó, fantaseaba mucho. Enseguida se dio cuenta de que mi familia tenía serios problemas económicos y comenzó a alardear del dinero de su familia y a prometer que nos ayudaría. Llegó para pasar unos días, pero como era un buen chico se quedó», dijo. De hecho, teníamos que arreglar las tuberías y el se comprometió a pagarlo. Incluso llegó a llamar a un fontanero para que fuera a ver la casa.

Sólo una buena amistad

«Enseguida se dieron cuenta tanto él como mi hermana de que no conectaban y que no pasarían de una buena amistad. A pesar de ello, el seguía viviendo en la casa porque decía que quería ayudar a Gema y a mi madre, que lo estaban pasando mal», añadió Leticia.

Pronto comenzó a ver cosas extrañas y le preguntó a su madre por Jonathan: «Ella estaba super ilusionada, creía mucho en él. A los pocos días de llegar se murió mi abuela y vino al entierro. Nos apoyó mucho. Además era muy atento con la niña. Cuando se enteró de que un tío nuestro tenía problemas con las drogas se ofreció a llevarlo a un centro de desintoxicación».

Este comportamiento de Jonathan contrastaba con su falta DE confianza. «Nunca nos dio su teléfono, siempre aparcaba el coche varias calles más abajo y nunca nos dio su cuenta de Facebook o de Twitter. Todo era un poco extraño y a mí me preocupaba porque el chico le estaba dando mucha "vidilla"a mi madre. En varias ocasiones fingió haber tenido un accidente de coche que nunca tuvo o de haber tenido problemas con su padre», relató Leticia.

Pasado un mes, Jonathan se marchó pero seguía en contacto con Gema María. Hace diez días, le dijo que fuera a verle a Almería, que iban a pasar unos días en casa de un amigo y que luego irían a ver a su hermana, que le iba a regalar un vestido de bautizo a Míriam. «Mi madre llevaba con mucho pesar el no haber podido bautizar a la niña e insistió para que quedara con él. Gema no tenía muchas ganas, pero al final accedió».

Ésa fue su perdición. Cuando llegaron a la finca de la comarca de Nacimiento, se dio cuenta de que lo del vestido era mentira y le dijo que se quería marchar a casa. Discutieron y el asesino confeso la obligó a bajarse del coche y huyó con el bebé. «En ese momento nos dimos cuenta de que todo era mentira y de que lo tenía planeado. Pensamos que se llevó a la niña para venderla, porque es adicto a la cocaína y quería sacar dinero como fuese», lamenta Leticia.

Después de siete días de búsqueda, el operativo de más de 100 efectivos de la Guardia Civil logró localizarlo cerca de una finca de sus padres y lo detuvo. Durante el interrogatorio intentó hacer creer que había entregado a la niña, pero al final confesó que la había asesinado y arrojado a una balsa de agua cercana al lugar de detención.

Hasta el lugar se desplazó una unidad subacuática de la Guardia Civil, que rescató el cadáver del fondo de la balsa. El cuerpo se encontraba con los pies atados dentro de una bolsa llena de piedras. La autopsia aclaró que fue asesinada a golpes, varios de ellos en la cabeza y que el asesinato se produjo en un plazo de entre dos y cinco días. Los restos mortales fueron trasladados a última hora de la tarde al tanatorio de Bollullos del Condado y hoy serán enterrados en La Palma del Condado. La madre del bebé no se separó ni un instante de su hija y el apoyo de su madre no sirvió para mitigar el dolor por la pérdida.

Mientras tanto, los vecinos de La Palma y de Fiñana salieron a la calle de forma espontánea para protestar por el asesinato. Por la tarde, se convocó una manifestación silenciosa en Fiñana, a la que acudieron cientos de personas con velas blancas, en recuerdo de la víctima. Abrucena y Fiñana decretaron dos días de luto y declararon a Jonathan persona «non grata».